No. La respuesta es no. No hace falta que sigáis leyendo. La flatulencia acumulada durante un año de una simple vaca no sería capaz de impulsar hasta el espacio exterior a esta misma vaca (u a otra). Sin embargo, no le quedaría mucho. De modo que si queréis saber cuánto le quedaría, sí que podéis seguir leyendo.
Una vaca genera mucho gas a lo largo de una jornada, sobre todo metano, producido por las bacterias que fermentan la hierba que ingiere para alimentarse. Sin embargo, este gas no sale en forma de flatulencia, sino de eructo: las flatulencias se producen más adelante, en el intestino, y en el intestino de las vacas se produce poco proceso digestivo.
Tampoco esperéis un eructo en el sentido estricto de la palabra: las vacas no son tan maleducadas como un parroquiano de taberna hasta arriba de cerveza. En realidad, el metano lo expulsan con la respiración, sin que nos percatemos de ello.
Dicho lo cual, cojamos todo el metano que expulsa una vaca corriente en un año cualquiera. Aproximadamente hablamos de 85 kg de metano. Imaginemos que almacenamos todo eso metano en un contenedor cerrado a presión que emplearemos para impulsar a la vaca hacia las estrellas.
Según cálculos del científico espacial Ray Arons, que fue quién probó los motores del Módulo Lunar Apolo (según él mismo fue, esta nave con forma de araña fue diseñada en una servilleta durante una cena en Long Island), dichos 85 kg de metano proporcionarían unos 8.900 newtons de empuje durante unos 33 segundos. Lo que propulsaría a la vaca de unos 380 kg de peso hasta una altura aproximada de 5 kilómetros.
Con todo, la vaca debería ser aerodinámica, además de otros detalles que podemos leer en Las grandes preguntas de los niños y las sencillas respuestas de los grandes expertos, compilado por Gemma Elwin Harris:
Para nuestra vaca espacial, Ray recomendó un motor de doble tobera, para aumentar la estabilidad (y evitar que la vaca “volcase”), y un traje espacial ultraligero, aerodinámico y de alta tecnología, para reducir la resistencia del aire (y para que la vaca tuviera un aspecto imponente durante la rueda de prensa previa al lanzamiento).
Cinco kilómetros de altura no está nada mal, habida cuenta de que, aproximadamente, el espacio empieza a unos 32 kilómetros de altura.
El 4 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero los producen estos eructos de vaca. La cría de ganado produce el 18 % de todos los gases de efecto invernadero (más que todos los coches y otras formas de transporte del mundo). Así que no es extraño decir que en Suecia existe un tren que funciona con el metano que se extrae de los órganos hervidos de la vaca: un solo ejemplar es suficiente para que el tren se desplace casi 4 kilómetros.
Tal es el peligro de que las vacas destruyan el mundo con sus eructos que se está investigando una píldora reductora de metano. Tendrá el tamaño del puño de un hombre y se disolverá en las entrañas de la vaca a lo largo de varios meses.
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