Siguiendo la línea de Algunas cifras y analogías sobre los átomos, vamos a repasar las siguientes curiosidades a fin de definir mejor la imagen mental que todos tenemos sobre los átomos (una imagen siempre esquiva y, en esencia, incomprensible por su tamaño totalmente alejado de las magnitudes con las que está acostumbrado a trabajar nuestro cerebro):
A pesar de su tamaño, el núcleo del átomo es muy pesado: el 99,9 % de la masa del átomo reside en el interior del núcleo. En efecto, los electrones sólo contribuyen con un 0,1 %. Si expandiéramos el núcleo atómico hasta el tamaño de una canina, entonces en esa escala pesaría unas 100.000.000 toneladas. Es decir, unas 16 veces la Gran Pirámide de Egipto.
Los protones son tan minúsculos que cabrían 500.000 millones de ellos en la cabeza de un alfiler. Sin embargo, son enormes si los comparamos con los electrones o los quarks: si los protones y neutrones tuvieran 1 centímetro de anchura, el diámetro de los electrones y los quarks sería menor que un pelo humano, y el diámetro total del átomo sería mayor que la longitud de 30 campos de fútbol americano.
Tal y como señala Joel Levy en 100 analogías científicas:
Si se hinchase un átomo hasta que adquiriera el tamaño de una catedral, el núcleo no sería mayor que una abeja que zumba de un lado a otro en el centro. Lo electrones, por su parte, “orbitarían” cerca de las esquinas más alejadas.
El 99,9999999 % del volumen de un átomo es espacio vacío. Si el espacio vacío de los átomos se pudiera suprimir, toda la humanidad cabría en el volumen de un terrón de azúcar.