A pesar de que solemos oír que la velocidad de conducción óptima para ahorrar carburante es de 88,5 km por hora, lo cierto es que un estudio de 2008 de la revista What Car? desmiente ese mito y sugiere una pauta universal: cuanto más despacio se vaya a una velocidad regular, menos combustible se consume.
El estudio se llevó a cabo con cinco coches de distintos tamaños, concluyéndose que todos ellos eran más eficientes a velocidades inferiores a los 64 km/h. Y que dos de los modelos alcanzaban la eficiencia óptima a velocidades inferiores a 32 km/h.
Estos datos son relevantes si nos interesa ahorrar un poco en combustible, ahora que el precio está por las nubes: de promedio, un coche consume un 40 % más de combustible a 112 km/h que a 80 km/h. Además, la velocidad también tiene una influencia destacable en los accidentes de tráfico, como ya explicamos en Xataka Ciencia: tendemos a pensar que yendo a 100 kilómetros por hora, un impacto será el doble de violento que a 50.
Pero si queremos ahorrar dinero, no solo la velocidad es determinante. También lo es el aire acondicionado, que aumenta el consumo de combustible hasta en 1,6 km por 4,54 litros. Si abres la ventana, se empeora la aerodinámica y también se consume más. La radio encendida, aunque poco, también consume más combustible.
Tal y como explica John Lloyd en El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
Durante el reciente Mundial de Fútbol, muchos de los seguidores de Inglaterra condujeron con banderas de san Jorge desplegadas desde las ventanas. En 2006, la Facutlad de Ingeniería Civil, Aeroespacial y Mecánica llevó a cabo unos estudios que demostraron que dos banderas al viento colgadas de un automóvil de tamaño medio a una velocidad de cuartenta y ocho kilómetros por hora generan la suficiente resistencia al viento para aumentar el consumo de combustible en un litro por hora.
Incluso que los coches actuales sean más silenciosos que nunca también influye en el gasto de combustible: nos da la impresión de que el coche circula con suavidad y se cambia de marcha menos de lo que se debería: a 64 km/ en sexta marcha, se consume un 20 % menos de combustible que si se circula en cuarta marcha.
Lloyd también se refiere a la obesidad como causa de un aumento del consumo del combustible, un factor que influye particularmente a los estadounidenses, que consumen 3.550 litros de combustible anuales más que en 1960.
Entre 1960 y 2002, el peso del estadounidense promedio ha aumentado en once kilogramos. Un equipo de investigacion de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign combinó todos esos datos y concluyó que, con los precios de la gasolina a tres dólares el galón (3,78 litros), transportar esa grasa adicional por carretera cuesta al país uno 7,7 millones de dólares diarios, o dos mil ochocientos millones de dólares anuales.