Algunos espermatozoides literalmente envenenan a su competencia en la carrera por fertilizar un óvulo

La carrera por la vida, en la que millones de espermatozoides nadan raudos hacia al óvulo, no es justa ni noble: más bien en una carrera despiadada en la que incluso hay espermatozoides manipuladores que se cuidan de envenenar a su competencia.

En lo que señala un nuevo estudio publicado en PLOS Genetics por parte de investigadores del Instituto Max Planck de Genética Molecular (MPIMG) en Berlín.

En la investigación estudiaron células de esperma de ratón bajo el microscopio para comprender mejor los efectos de una secuencia de ADN particular conocida como el haplotipo t. El equipo sabía por investigaciones anteriores que los espermatozoides que llevan esta secuencia tienden a nadar más rectos (en lugar de hacerlo en círculos) y más rápido en promedio que los espermatozoides competidores sin ella.

El haplotipo t es una serie de genes ligados que ocupan el cromosoma 17 en ratones domésticos de todo el mundo. (A diferencia de los humanos, que tienen 23 pares de cromosomas, los ratones solo tienen 20). Lo que sucede es que los espermatozoides con el haplotipo t logran inhabilitar los espermatozoides sin él.

Concretamente, el haplotipo t 'envenena' a todos los espermatozoides durante las primeras fases de la producción de espermatozoides, inyectando a cada célula con ciertos genes que inhiben su capacidad para regular el movimiento. No es hasta una fase posterior, cuando cada célula se divide por la mitad, que entra en juego el 'antídoto'. Después de dividirse, la mitad de los espermatozoides heredan los genes del haplotipo t en el cromosoma 17.

Para los espermatozoides afortunados, el haplotipo t proporciona nuevas variantes genéticas que revierten los efectos inhibidores del 'veneno' que todas las células consumieron durante la fase anterior de desarrollo. Según explica el coautor del estudio, Bernhard Herrmann, director del MPIMG:

El truco es que el haplotipo t 'envenena' a todos los espermatozoides, pero al mismo tiempo el tiempo produce un antídoto, que actúa sólo en los espermatozoides t (aquellos con el haplotipo t) y los protege. El resultado es una especie de maratón en el que todos los participantes reciben agua potable envenenada, pero solo algunos de los corredores tienen acceso al antídoto.

En su estudio, los investigadores vieron que muchos espermatozoides sin el antídoto literalmente nadaban en círculos hasta morir, mientras que sus competidores del haplotipo t nadaban directamente hacia adelante.

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