La mayoría de nosotros tenemos una idea muy icónica de lo que es el demonio de Tasmania: la que nos inculcó los dibujos animados de la Warner Bros. Pero el demonio de Tasmania es algo más que un personaje que se convierte en garabato a la mínima excitación.
Por de pronto, es el marsupial carnívoro más grande del mundo. Y si se extingue, su lugar lo ocupará el zorro rojo (introducido por el ser humano en este siglo XXI) y desequilibrará todo el ecosistema de la isla. Una posibilidad nada remota, porque actualmente es una de las 49 especies de mamíferos en riesgo de extinción en Australia, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El motivo es el DFTD, es decir, el denominado tumor facial del demonio de Tasmania, un cáncer contagioso que se transmite por contacto físico y que produce malformaciones en el hocico del animal. La enfermedad fue observada por primera vez en 1996 y ha sido el responsable de la muerte de hasta el 90% de los demonios en determinadas zonas de Tasmania.
Sin embargo, un equipo de investigadores ha conseguido secuenciar el genoma de este marsupial, lo que, según un estudio publicado hoy en la revista PNAS, permitirá mejorar su cría en cautividad. La secuencia del genoma del demonio permitirá ahora que la cría en cautividad se realice atendiendo a la diversidad genética, porque es precisamente la baja diversidad entre los demonios es una de las causas que ha facilitado la propagación del DFTD.
Para obtener la secuencia del genoma, los investigadores han trabajado con dos demonios, un macho llamado Cedric, y Spirit, una hembra enferma de DFTD. También han trabajado con tejidos disponibles en algunos museos.
Vía | Publico