A pesar de que la monogamia parece la norma, en realidad es la excepción, no solo a nivel cultural, sino a nivel histórico. La monogamia es un desarrollo relativamente moderno, que surgió en unas circunstancias muy concretas que lo cimentaron. Incluso entre los animales, solo el 3% de los mamíferos forma parejas a largo plazo con un solo cónyuge.
Sin embargo, quizá deberíamos repensar la monogamia o ser flexibles a la hora de adoptar nuevos tipos de relaciones afectivas y sexuales. Incluso nuestra felicidad podría verse resentida en caso contrario.
Poliginia
A lo largo de nuestra historia temprana, la poliginia o un varón con varias hembras era rutinaria. Según explica el psicólogo David Barash, de la Universidad de Washington, Seattle:
La monogamia era esencialmente un trato social mediante el cual hombres poderosos de la poliginia acordaron renunciar a sus harenes a cambio de un grado de paz social.
La monogamia también tenía ventajas. Un análisis reciente encontró que, desde los cazadores-recolectores hasta las sociedades industriales, cuanto mayor es la inversión del padre, más monógama es la sociedad. A medida que evolucionamos hacia cerebros más grandes, mantener vivos a los bebés requería más esfuerzo y comida. Los hijos de hombres que estaban diseminados en demasiadas familias tenían menor probabilidad de sobrevivir.
El desarrollo de las armas pudo haber equilibrado el campo de juego, porque los hombres dominantes ya no eran capaces de defenderse de los competidores que eran más débiles (pero estaban armados). Eso se alinea con otra idea: la monogamia ayudó a la estabilidad social. Si unos pocos hombres monopolizan a todas las mujeres, eso deja a muchos transeúntes descontentos.
Ventajas de la poligamia
La monogamia, actualmente, no parece ofrecer una ventaja especial. Por ejemplo, una estudio realizado hace pocos años sugiere que los hombres de culturas polígamas sobreviven a los de las monógamas tras descartar las diferencias socioeconómicas: los hombres mayores de 60 años de 140 países que practican la poligamia en distintos grados vivieron en promedio un 12% más que los hombres de 49 países en su mayoría monógamos.
La explicación podría ser tanto social como genética. Los hombres que continúan engendrando hijos de entre los 60 y 70 años podrían cuidar mejor sus cuerpos porque tienen más bocas que alimentar. Pero las fuerzas evolutivas que actuaron durante miles de años también pudieron seleccionar a los hombres de vida más larga en las culturas polígamas.
Con todo, en la mayoría de sociedades estudiadas, la poligamia favorece a la mujer. Al ser sociedades patriarcales, donde los hijos varones llevan la sucesión y hereda la propiedad familiar, en las sociedades polígamas una mujer tiene la oportunidad de emparejarse por encima de su posición social, es decir, hombres con los suficientes recursos como para mantener a varias mujeres y a la prole.
A corto plazo, parece que cada vez será más fácil conocer a parejas potenciales idóneas para nosotros (desde apps al big data). Divorciarse será más fácil que nunca (un mero trámite blockchain). Frente a este nuevo ecosistema, quizá la monogamia (al menos a medio o largo plazo) acabará siendo un rara avis de personas que se sienten más a gusto con una pareja exclusiva.
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