Hay machos muy posesivos y celosos, sobre todo a nivel sexual. Por ejemplo, el macho del insecto palo es capaz de copular durante 10 semanas. Al copular durante tanto tiempo sin descanso, el insecto palo se asegura de que su hembra no eche una cana al aire.
Pero para celosos patológicos, la ardilla terrestre de Idaho: no permite que su pareja desaparezca de su vista y la sigue a todas partes. Sí, en general los animales son muy machistas. Y si en el mundo de las ardillas existieran los escotes, probablemente le recriminaría que no fuera tan escotada a la calle.
Cuando el escarabajo azul de la asclepia termina su cópula, en apenas 10 minutos, no descabalga a la hembra: permaneciendo encima de ella durante un largo tiempo evita que la hembra se vaya con otro.
Pero ¿por qué los machos son tan posesivos y celosos? ¿No debería ser al revés? Al fin y al cabo, parece que son los machos los que aprovechan cualquier oportunidad para ser infieles a sus parejas. Sin embargo, eso no es la norma en la naturaleza: en general las hembras de la mayoría de especies son más promiscuas que los machos, tal y como explica la bióloga Olivia Judson en su libro Consultorio sexual para todas las especies:
Y es cierto que en unas pocas especies, como la abeja cortadora de la alfalfa, las hembras se aparean una vez en toda la vida. Y en otras especies los machos corren de hembra en hembra o son tan vehementes que fornican con cualquier cosa; los peces rojos, por ejemplo, a veces mueren ahogados por el abrazo amoroso de una rana. Pero ¿una regla general? ¡Ni hablar!
En la década de 1980, el desarrollo de técnicas más sofisticadas de análisis genético nos permitió derribar un mito cultural que se ha perpetuado durante siglos. Al permitir a los científicos determinar la verdadera paternidad del a descendencia, se descubrió con sorpresa que, desde los insectos palo a los chimpancés, las hembras casi nunca son fieles y aprovechan cualquier oportunidad para copular con otros machos.
Pero ¿qué ventajas obtienen las hembras de este comportamiento promiscuo? De nuevo Judson señala:
tanto las hembras de los conejos como las de los perritos de la pradera de Gunnison presentan tasas de concepción más elevadas si se aparean con varios machos cuando están en celo. La hembra del lagarto ágil pone más huevos cuantos más amantes haya tenido. La hembra de la doncella rayada, un pez de aspecto pálido que habita en los arrecifes coralinos, consigue que se fecunde una mayor cantidad de sus huevos si freza con un grupo de machos que si desova con uno solo. Estos hallazgos han provocado una reevaluación del papel de la conducta de machos y hembras que todavía no ha finalizado.