Si no te gusta el arroz dorado para producir vitamina A, quizá prefieras levaduras transgénicas que se instalen en tus intestinos

Tradicionalmente, el arroz dorado, por ser un organismo modificado genéticamente, ha tenido aparejado una feroz resistencia activista por parte de determinado espectro ideológico.

Habrá que preguntarles qué opinan de esto: pastillas de levaduras diseñadas con ingeniería genética que se instalan en tu intestino y sintetizan la vitamina A a partir de lo que comes (algo que podría suceder pronto habida cuenta de los resultados obtenidos en modelos de ratón).

Levaduras transgénicas en ratones

La mayoría de las especies de levadura no pueden sobrevivir en el intestino de los mamíferos: el calor y la acidez están más allá de sus límites de tolerancia. Pero Saccharomyces boulardii no solo crece fácilmente en el intestino de los mamíferos, sino que también inhibe las infecciones intestinales patógenas en el huésped mamífero.

Al igual que el arroz dorado es una variedad transgénica que puede suplir las carencias de vitamina A, quizá algún día esta levadura pueda hacerlo de forma más eficaz.

En un nuevo paso para la biología sintética, un grupo de investigadores ha abierto nuevas vías biosintéticas en S. boulardii que permiten la producción de precursores de vitaminas (como el betacaroteno, un precursor de la vitamina A) y fármacos (como la violaceína, un fármaco natural con propiedades antiinflamatorias) en el intestino de ratones. Demostraron así la edición del genoma mediada por CRISPR con alta eficiencia (95%) en esta cepa de levadura.

Los investigadores informaron de que S. boulardii formaba colonias estables en ratones libres de gérmenes durante más de 30 días, compitiendo por el espacio con otros microbios residentes en el intestino.

Posteriormente, los investigadores probaron el S. boulardii modificado en el modelo de ratón y hallaron que las células de levadura sintetizaron con éxito el betacaroteno en el intestino de los ratones. Al comparar la masa total de betacaroteno adicional recuperado en las heces con el betacaroteno presente en la dosis inicial de probióticos, los autores estimaron que los ratones libres de gérmenes produjeron 194 microgramos de betacaroteno en aproximadamente 14 días.

Este estudio de prueba de concepto inspira más preguntas sobre la cantidad de betacaroteno absorbido por los ratones, la relevancia biológica de las cantidades producidas y, lo que es más importante, si el proceso se puede replicar en humanos. Sea como fuere, seguro que Greenpeace está en contra.

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