Según un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, las moléculas de nuestro ADN, si bien no lo hacen todo el tiempo, son capaces de emitir un ligero brillo fluorescente.
Gracias a este descubrimiento, se podría prolongar el estudio de las células sin ponerlas en riesgo, pues para ello se han usado baños de sustancias fluorescentes que permiten que veamos las moléculas con los microscopios fluorescentes.
La ventaja de evitar este procedimiento de "tintar" las moléculas, es que ello acaba dañándolas y mueren en pocas horas. Tal y como explica Vadim Backman, el autor del estudio, hasta ahora es posible que sólo observáramos células muertas:
Las células podrían morir en tan sólo dos horas, así que se pueden hacer análisis en los primeros treinta minutos. Pero, ¿qué sería exactamente lo que se estudiaría? ¿Qué estarían viendo? ¿Podrían observar procesos activos de las células? ¿O sólo estarían mirando los procesos de una que está a punto de morir? Nadie lo sabe.
Este destello natural de las moléculas no se produce siempre, y se puede propiciar aplicando luz sobre la molécula de ADN para resaltar su fluorescencia natural. Esta luz no la dañaría y así se podrían estudiar durante más tiempo.
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