Su sabor es como un tomate cruzado con una delicia tropical como la piña o el mango, además de que tiene toques de vainilla y un matiz de acidez. Así es como podría definirse esta nueva fruta modificada gracias la edición genética CRISPR.
También conocida como physalis, la fruta se cultiva ampliamente en pequeñas escalas locales, pero nunca ha entrado en la agricultura convencional. Gracias a esta edición genética, se podrían cambiar su estatus.
Groundcherry
En un estudio publicado en Nature Plants, un equipo de científicos ha reportado el uso exitoso de CRISPR para hacer de la cereza un cultivo agrícola más atractivo para los agricultores y una fruta más atractiva para los consumidores.
Para Joyce Van Eck, directora del Centro de Investigación de Biotecnología de Plantas del Instituto Boyce Thompson, en Ithaca, Nueva York, este es el primer paso para concebir nuevas frutas para el mercado.
Esto es posible gracias a herramientas de edición de genes como CRISPR, capaz de cortar fácilmente fragmentos de ADN no deseados y reemplazarlos con otros. De este modo se pueden crear frutas más nutritivas, más resistentes a la sequía y los desastres naturales, y simplemente más sabrosas.
Usando CRISPR, en este caso se concentraron en un gen que regula la auto-poda, para detener el crecimiento de los brotes de la planta una vez que florece. También apuntaron a un gen conocido como CLAVATA 1 para aumentar el tamaño, produciendo un 25 por ciento de fruta más grande. Todavía se está trabajando para editar otros genes, pero dado el éxito del equipo, Van Eck y sus colegas parecen estar cerca.
Aún así, no esta fruta no llegará al mercado a corto plazo. Primero debemos verificar que esta técnica no crea efectos no deseados en otras partes de la planta. Además, si bien el equipo de investigación puede utilizar CRISPR de forma gratuita con una licencia académica, tendrían que comprar una, o asociarse con una empresa o inversionista, si planean comercializar sus plantas nuevas y mejoradas. Es demasiado pronto para decir en qué dirección se moverán las cosas.
Sea como fuere, se espera que este trabajo inspire a otros científicos a examinar otros cultivos de nicho para hacerlos objetivos viables para la agricultura convencional y la comercialización a gran escala.
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