Existen cementerios de árboles. Algo así como estatuas naturales de árboles. Árboles momificados. Originando entre todos un bosque congelado en el tiempo, inalterable, conservado fantasmagóricamente durante siglos.
Es el caso de los árboles de Dead Vlei, en el área de conservación más grande de África, en Namib-Naukluft Park. Allí, un río se seca justo antes de llegar al mar: a 55 kilómetros de la meta. No es de extrañar, pues, que vlei signifique «lago seco». Una superficie reseca de arcilla arenosa rodeada de los tonos rojizos del óxido de hierro. Aquí solo sobrevive una escueta vegetación y una vida silvestre que, por poco, podría también hacerlo en Marte.
Pero lo que más llama la atención de esta región muerta son los esqueletos de los árboles, tan extremadamente secos que no llegan a descomponerse. Da la sensación de que si partiéramos una rama brotaría borra y serrín de las entrañas de estos zombis arboreos que componen un escenario propio de una película de terror.
Dead Vlei está rodeado de las más altas dunas de arena del mundo, de 300 a 400 metros de altura (llamados "Big Daddy" o "Crazy Dune"). En 2000 el thriller psicológico The Cell (protagonizada por Jennifer López) se rodó en parte en esa ubicación.
En Google hay muchas referencias al sitio, pero su nombre a menudo se traduce erróneamente en términos tales como "valle muerto"; un vlei no es un valle (que en afrikaans es "Vallei").
Un bosque de piedras
También existe un bosque de piedras. A decir verdad, no es un bosque en el sentido estricto de la palabra, aunque estéticamente lo parece. La reserva natural Pobiti Kamani, en Bulgaria, a pocos kilómetros de la ciudad de Varna, conocido como el «Bosque Petrificado», en realidad es producto de una formación calcárea surgida del fondo del mar.
Hace 50 millones de años esta región estaba sumergida en el agua, y la continua filtración por fosas y grietas de restos de fauna diminuta provista de exoesqueletos (caracoles, almejas, etcétera) fue conformando columnas de cal. Al retirarse el agua y quedar expuestas al aire libre, estas columnas submarinas fueron víctimas de la erosión durante años, hasta que las manos invisibles del tiempo le dieron el aspecto que presentan en la actualidad.
De lejos parecen troncos de árboles liofilizados. De cerca, sin embargo, rodeados de columnas de hasta seis metros de altura por dos de ancho de piedra caliza, os dará la impresión de que estáis caminando por un fondo marino sin necesidad de bombona de oxígeno.
Ver todos los comentarios en https://www.xatakaciencia.com
VER 1 Comentario