El Everest está considerada la montaña más alta del mundo, con 8.848 m. (en 1852, con los medios de la época, el bengalí Radhanath Sikdar, que trabajaba en el servicio de Topografía Trigonométrica de la India colonial, estableció su altura en 8.840, teniendo en cuenta factores como la curvatura de la tierra, la refracción atmosférica y la desviación de la plomada… solo se equivocó de 8 metros).
Pero ¿el Everest es el punto más elevado de la Tierra?
Depende cómo definamos ese término. La definición corriente de altura se establece por encima del nivel del mar (según esta definición no cabe duda de que el Everest es lo más alto de lo más alto). Sin embargo, hay personas que quieren tocar las narices aduciendo que el punto más alto debería medirse en relación al centro de la Tierra. En ese caso, hay que tener en cuenta que la rotación terrestre crea en el Ecuador una protuberancia de unos 22 km.
Bajo esta nueva definición, pues, el punto más elevado del planeta sería el Chimborazo (Ecuador), que queda a menos de un grado del Ecuador. Solo tiene 6.310 m de altura por encima del nivel del mar, pero gracias a esta protuberancia, al medirse desde el centro de la Tierra, gana 2.100 m más.
Acerca de esta polémica, Robert Matthews señala lo siguiente en su libro ¿Por qué la araña no se queda pegada a la tela?:
Con independencia de su lucha geodésica, por lo que yo sé el Everest sigue sin tener rival como mirador del planeta. La regla general para calcular la distancia al horizonte es tomar nuestra altitud por encima del nivel del mar en kilómetros, extraer su raíz cuadrada y multiplicar el resultado por 113. Dado que el Everest se levanta sólo 4.000 m por encima del terreno que lo rodea, ello podría afectar a las vistas que se tengan desde la cima. Sin embargo, el terreno del sureste se precipita lo suficiente como para garantizar una visión ininterrumpida de unos 338 km desde la cumbre. Los efectos de la refracción atmosférica podrían incluso aumentarlos hasta unos 380 km más.
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