Los terremotos, los volcanes o las formaciones montañosas dependen de la tectónica de placas. Las placas tectónicas que forman parte de la superficie de la Tierra y a los deslizamientos que se observan entre ellas en su movimiento sobre el manto terrestre fluido, sus direcciones e interacciones.
También gracias a la tectónica de placas disponemos de un material que no existía en la Tierra primitiva, porque fue creado literalmente por ella y que lo usamos actualmente en los microchips.
Silicio
Todas las arenas de las playas se formaron de la misma forma. También los desiertos. El cuarzo es también el material básico que usamos en la actualidad para producir vidrio, y lo refinamos hasta obetener las obleas de silicio purísimo de los microchips y los paneles solares.
Y fue creado por la acción de la tectónica de placas durante cientos de millones de años, tal y como explica Lewis Darnell en su libro Orígenes:
Los límites convergentes provocan que la corteza su funda y forme enormes cámaras de magma. Cuando este se enfría en estos calderos enormes, los primeros minerales que se forman dejan el magma restante con una proporción cada vez mayor de sílice, que después cristaliza como granito. Aunque la composición primordial del manto profundo es un de 46 por ciento de sílice, el granito fruto de este proceso de diferenciación del magma se ha enriquecido hasta cerca de un 72 por ciento de sílice, un porcentaje lo bastante alto para que se formen cristales de cuarzo (sílice puro).
La tectónica de placas, pues, obra su magia para purificar sílice a lo largo del tiempo. Por eso, también, puede que otros planetas similares a la Tierra que ahora estamos descubriendo orbitando alrededor de otras estrellas no tengan tectónica de placas: en tal caso, bien pudiera ser que albergaran océanos, pero no playas arenosas.
Imagen | Yandle
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