Ese enorme horno que es un volcán podría presentarse como una eficaz manera de deshacernos de los aproximadamente 26.000 toneladas de barras de combustible de uranio agotadas que se almacenan en todo el mundo. La idea parece buena de base, pero el volcán debería ser lo suficientemente caliente como para fundir las barras y también neutralizar la radiactividad del uranio. ¿Es el caso?
Según Charlotte Rowe, una geofísica de volcanes en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, los volcanes que generan más calor del mundo son los volcanes escudo, los que podemos encontrar por ejemplo en la isla de Hawái (son volcanes relativamente planos y anchos). La temperatura que generan puede llegar hasta los 1.316 ºC.
Sin embargo, la temperatura necesaria para fundir el zirconium donde se almacena el combustible es más elevada: su punto de fusión es 1.855 ºC. El combustible aún necesita más tempratura, porque el punto de fusión del óxido de uranio, el que se usa en la mayoría de plantas nucleares, es de 2.865 ºC. También se necesitan temperaturas con varias decenas de miles de grados más para deshacer el núcleo atómico del uranio y que su radiactividad sea nula. Lo más efectivo para generar tanto calor, pues, sería una reacción termonuclear, como la de una bomba atómica, lo cual no parece ser una forma muy buena de deshacernos de residuos nucleares.
Sin contar que los volcanes, aunque poderosos hornos, no dejan de expulsar lava, y en una gran erupción puede expulsar ceniza y gas hasta alturas de 10 km para que luego den la vuelta a la Tierra varias veces, salpicándonos de radiactividad a todos.