Mucho de lo que consideramos más valioso en el mundo procede y ha procedido de enfrentamientos desiguales, porque disputar cuando se tiene todo en contra genera grandeza y belleza, y ser el que tiene las de perder puede abrir puertas, abrir oportunidades, educar e ilustrar, y hacer factible lo de que de otro modo sería impensable.
Ésa es la tesis que defiende Malcolm Gladwell en su libro David y Goliat. Si bien Gladwell mezcla storytelling con estudios científicos más o menos rigurosos para presentar sus ideas, siempre me ha parecido fascinante leerle: se aprende a pensar cosas diferentes. Sin embargo, David y Goliat es su obra más floja.
Con todo, ha sido fuente de inspiración para algún artículo de Xataka Ciencia, como ¿Siempre es mejor estudiar en la universidad más prestigiosa? Cuanto más listos son ellos, más tonto te crees tú.
La historia nos ha enseñado que en muchas ocasiones un pequeño país puede vencer al poderoso (como Vietnam contra Estados Unidos) innovando para buscar nuevas formas no convencionales de lucha; que muchos líderes y visionarios (como Martin Luther King) provienen de situaciones de desventaja económica y social; y que muchos artistas y pioneros (como los impresionistas) fueron considerados marginados en su época. ¿Debemos replantearnos nuestras nociones sobre lo que constituye una desventaja? ¿De verdad conocemos las reglas que rigen la relación entre el fuerte y el desvalido? Rompiendo los mitos establecidos, Gladwell revela que, mientras que el prestigio, el privilegio y la fuerza pueden paralizar, ya sea en el campo de batalla, la política o el mundo laboral, sorprendentemente los débiles vencen más a menudo de lo que se cree, sustituyendo la fuerza por el esfuerzo e ideando maneras nuevas de enfrentarse a los retos.
Ver todos los comentarios en https://www.xatakaciencia.com
VER 0 Comentario