Danny Wallace es un periodista que casi obtuvo lo siguiente: que se le reconociera como nación su propio piso al este de Londres, al que quería llamar Lovely. La hazaña fue retransmitida por la BBC en agosto de 2005 en cinco episodios bajo el título de Cómo empezar tu propio país. Danny Wallace es un joven periodista inglés que le gusta llevar hasta las últimas consecuencias sus ideas y teorías, sólo por eso me declaro fan de esta y otras obras que os recomiendo. El programa para la BBC de Wallace fue ganador de varios premios BAFTA, y en él declara su apartamento en el East End de Londres un Estado independiente, con su propia bandera y su propia Constitución, y hasta declara la guerra al Reino Unido.
¿Recordáis el anuncio para la televisión de la famosa empresa de muebles Ikea, el de “Bienvenidos a la República Independiente de tu Casa”? Wallace pareció tomárselo muy en serio. Y muchos televidentes también: cuenta con más de 50.000 ciudadanos (que no viven en el piso con él, imagino).
Como también se tomó en serio su propia habitación un viajero que no necesitó salir de ella para cubrir grandes distancias: Xavier de Maistre, en su Viaje alrededor de mi cuarto, escribió una crónica de lo que allí vio, porque una habitación puede llegar a ser tan apasionante como todo un universo. Bajo la máxima del filósofo Blaise Pascal (“toda la desgracia de los hombres procede de una sola cosa, que es no saber permanecer en reposo en una habitación”), De Maistre se pone un pijama rosa o azul, según el día, para viajar al sofá, admirando la elegancia de sus patas y tirando del hilo de la memoria para evocar tantos y tantos momentos allí recostado, disfrutando de los cojines, invadido por toda clase de ensoñaciones. Desde el sofá contemplará la cama, agradeciendo que las sábanas combinen tan bien con sus pijamas.
Un antinomadismo que desdeña la filosofía de vida de los indios tupí de Brasil, que cada 6 meses cambiaban el emplazamiento de su pueblo porque sus habitantes creían que un cambio de escenario les haría mejores.
Xavier de Maistre incluso se atrevió a escribir un segundo volumen de sus viajes por la habitación titulado Expedición nocturna alrededor de mi cuarto, en la que se acercaba a la ventana y focalizaba su atención en un firmamento lleno de estrellas.
Algo que también se tomó muy en serio Oceane, la joven diseñadora gráfica protagonista de la novela de Tibor Fischer Viaje al fondo de la habitación, que decide no salir jamás de su casa y viajar sólo de puertas adentro. ¿No conocéis a Fischer? Es delirantemente atractivo, también es lo recomiendo.
Y también es lo que finalmente ha intentado el brillante y divertidísimo Bill Bryson, de los que somos seguidores acérrimos desde que leímos su Breve historia de casi todo. Bryson, que también se caracteriza por escribir apasionantes libros de viajes, en esta ocasión ni siquiera se descalza las zapatillas de estar por casa. Decide hacer el viaje más apasionante que ha realizado nunca, y de paso escribir un libro de divulgación histórica, científica y sociológica, simplemente recorriendo las diferentes estancias de su hogar.
Bryson avanza por cada detalle de su casa en Inglaterra como un entomólogo, fijándose en todo y preguntándoselo todo. Mira, aquí está mi tenedor, qué curioso que tenga cuatro puntas y no tres. ¿De dónde vendrá el arroz de la despensa? ¿Por qué la cama es un lugar tan cómodo y, sin embargo, se inventó tan tarde?
Parecen preguntas anecdóticas, pero Bryson es capaz de tirar de cada una de las respuestas como si desenredara el ovillo de la historia de la humanidad, de la historia de las ideas científicas, de la historia de las costumbres, de la historia de todo. En ese sentido, En casa es la versión casera de Una breve historia de casi todo, pero creo que incluso es más formidable y épica que sus viajes a lo profundo de la física de partículas o a los confines del universo. Porque lo más interesante siempre está ahí al lado, delante de nuestras narices. Sólo es necesario aprender a mirar.
Para Bryson, pues, nuestra casa es como una piedra de Rosetta de lo que somos. Y Bryson la descifra con gran minuciosidad. No en vano, el libro tiene casi 700 páginas, y está dividido en 19 capítulos, entre los que podemos encontrar uno dedicado exclusivamente a la cocina, otro al salón, otro al pasillo, a la escalera, al baño, incluso a la caja de los fusibles
Con Bryson lo pasaréis en grande, y por el camino no dejaréis de subrayar al menos una o dos frases de cada página: en tan la cantidad de información interesante que cuesta horrores pasar la página a sabiendas de que quizá olvidarás el 90 % de lo leído.
Así que ya sabéis, si queréis llevar a cabo uno de los más increíbles viajes a través del ser humano, quedaos en casa. Y tirad del hilo. Os lo pasaréis en grande.
RBA editorial