En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences introdujo la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la inteligencia intrapersonal (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios).
Para Gardner, sin embargo, los indicadores de inteligencia, como el CI, no explican plenamente la capacidad cognitiva.
Pero no fue hasta la publicación del célebre libro de Daniel Goleman: Inteligencia Emocional: ¿Por qué puede importar más que el concepto de cociente intelectual? (1995), que esta idea se popularizó. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.
Así que podríamos considerar el libro que nos ocupa, Inteligencia social, como una segunda parte de Inteligencia emocional, centrada exclusivamente en la gestión de las relaciones con los demás. Por ello, Inteligencia social nos ha inspirado para escribir artículos como Las innumerables formas que tenemos de reírnos, Todos somos telépatas a partir de los 4 años de edad o Cómo tu lugar en la familia condiciona tu Cociente Intelectual.
La soledad es la muerte, digan lo que digan los anacoretas o los misántropos. En el fondo, somos más la gente que hemos conocido y cómo dejamos que ésta nos influya que nosotros mismos. Incluso una relación conflictiva con otra persona puede llegar a debilitar nuestro sistema inmunológico. Pues ningún hombre es una isla, somos animales sociales, aunque en el horizonte se vislumbre el hobbesiano el hombre es un lobo para el hombre.
Goleman explica lo que son las neuronas espejo, que promueven la empatía, o las células piramidales, ricas en serotonina, dopamina y otros neurotransmisores que son la vaselina del apego, el amor y el placer. Y a medida que explica de manera sencilla y accesible todos estos abstrusos términos, los hilvana con maestría con sus incipientes descubrimientos acerca del mundo de las relaciones interpersonales. Unos descubrimientos que Goleman no duda que acabarán reconfigurando el campo de la educación, el trabajo, los conflictos sociales o las relaciones de pareja.
Goleman también explica cómo la forma en la que hemos sido tratados en nuestros primeros meses de vida (la frecuencia en la que nuestros padres nos acariciaban, etc.) determina en un importante grado cómo nos desenvolveremos posteriormente en nuestras relaciones sociales. O dicho de otro modo, nuestra inteligencia social no viene sólo de serie, también se modifica en los primeros años de vida y se puede llegar a cultivar y fortalecer de adulto con las herramientas adecuadas.
En definitiva, Inteligencia social, así como lo fue Inteligencia emocional (a mi entender, un libro más redondo), bucea en nuevas teorías acerca de cómo somos y por qué somos como somos usando como base los últimos descubrimientos en el campo de la neurociencia. O dicho de otro modo: Inteligencia social podría ser la versión seria y documentada de un libro de autoayuda: su fin no es la autoayuda sino el conocimiento de nuestra mente y de la mente de los demás, pero el mero hecho de profundizar en este conocimiento sin duda aumentará considerablemente nuestra inteligencia y, con ello, mejorará la gestión de nuestra vida. Sobre todo de nuestra vida con los demás.
Kairós Editorial
544 págs.