Para muchos estudiantes son el coco, el enemigo público número uno, la mayor pesadilla. Sin embargo, una serie de estudios sobre el rendimiento matemático de los estudiantes de diversos países arrojan una curiosa conclusión (en apariencia obvia): las matemáticas son duras, pero basta un poco de tiempo extra para que dejen de serlo.
El TIMSS (Trends in International Mathematics and Science Study) es una prueba que se hace cada cuatro años por parte de un grupo internacional de educadores. Una prueba de ciencias y matemáticas dirigida a estudiantes de primaria y secundaria de todo el mundo.
Cuando los estudiantes se someten al TIMSS, también están obligados a rellenar un cuestionario que incluye preguntas sobre toda clase de cuestiones: nivel educativo de los padres, sus opiniones sobre las matemáticas, quiénes son sus amigos, etcétera. En total, 120 preguntas aparentemente triviales. Son tantas que muchos estudiantes dejan diez, veinte e incluso más preguntas en blanco.
Lo más llamativo del TIMSS es precisamente este último dato.
El número medio de preguntas contestadas en el cuestionario TIMSS varía de unos países a otros. Es posible, de hecho, clasificar a todos los países participantes según cuántos artículos del cuestionario contesten sus estudiantes.
Pero ¿por qué es tan importante el clasificar a los estudiantes según el número de preguntas que responden? Porque a la hora de comparar esta clasificación con la que resulta de evaluar los resultados generales en matemáticas… coinciden exactamente.
Es decir, en los países cuyos estudiantes están dispuestos a concentrarse y permanecer inmóviles el tiempo suficiente para enfocar la respuesta a cada pregunta de un cuestionario muy extenso son los mismos países cuyos estudiantes hacen el mejor trabajo a la hora de solucionar problemas de matemáticas.
Esta asombrosa correlación fue descubierta por un investigador educativo de la Universidad de Pensilvania llamado Erling Boe. A su juicio, no es una simple correlación. La capacidad de terminar un cuestionario y sobresalir en la prueba de matemáticas son la misma capacidad.
O dicho de otro modo: las culturas que son mejores en matemáticas son aquellas culturas que enfatizan el esfuerzo, el tesón y el trabajo duro. Como son Singapur, Corea del Sur, China, Hong Kong y Japón, las primeras de la lista del TIMSS.
Pensemos en esto desde otro ángulo: imaginemos que todos los años se celebraran unas olimpiadas de las matemáticas en alguna ciudad fabulosa del mundo. Y que cada país enviara su propio equipo de mil alumnos de octavo. Lo que dice Boe es que podríamos predecir con precisión el orden de cada país en el medallero sin hacerles ni una sola pregunta de matemáticas. Todo cuanto tendríamos que hacer es encomendarles alguna tarea que permitiera medir cuán duro estaban dispuestos a trabajar.
Si os apetece profundizar más en los entresijos de la enseñanza de las matemáticas en relación al esfuerzo individual y al aroma cultural colectivo que se respira en un país, prometo próximamente un artículo más extenso al respecto.
Vía | Fueras de serie de Malcom Gladwell