Una nueva tecnología para fabricar grafeno, llamada GraphAir, desarrollada por científicos de la agencia australiana Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), permite crear grafeno a partir de un vulgar aceite de soja utilizado para cocinar.
Hasta ahora, el alto coste de la producción de grafeno ha sido el principal obstáculo en su comercialización.
¿Solo aceite?
La técnica consiste en transformar el aceite de soja, un material renovable y natural, en películas de grafeno en un solo paso. Con el calor, el aceite de soja se descompone en una serie de unidades de construcción de carbono que son esenciales para la síntesis de grafeno, tal y como abunda Zhao Jun Han, investigador del CSIRO y coautor del artículo publicado en Nature Communications:
Este proceso para la fabricación de grafeno es rápido, sencillo, seguro y potencialmente escalable. Ahora podemos reciclar los aceites usados que de otro modo habrían sido descartados y transformarlos en algo útil.
En la confección semplea un horno de tubo para calentar el aceite de soja durante 30 minutos, descomponiéndolo en bloques de carbono. A continuación, este carbono es enfriado rápidamente en una lámina hecha de níquel donde se disemina para convertirse en un rectángulo de grafeno de 1 nanómetro de espesor: una medida 80.000 veces más fina que un pelo humano.
Pero todavía no podemos lanzar las campanas al vuelo. Se debe constatar aún que este método puede usarse a gran escala. Por el momento, la muestra producida durante el estudio tenía un tamaño de 5x2 centímetros, pero harán falta medidas mucho mayores para que este método de producción resulte útil.
A comienzos de 2013 ya existían más de 7.000 patentes relacionadas con el grafeno, a pesar de que el interés hacia este material descrito por primera vez en la década de 1930 (y que entonces no llamó la atención porque se creía inestable a nivel termodinámico) adoptó su nombre en una fecha tan reciente como 1994, no siendo aislado hasta el 2004.
Los investigadores rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov son los ganadores del Premio Nobel de Física 2010 por sus revolucionarios descubrimientos sobre el material bidimensional grafeno, una sustancia formada por carbono puro, con átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal similar al grafito, pero en una hoja de un átomo de espesor, lo que permite que sea extremadamente ligero: una lámina de 1 metro cuadrado pesa tan sólo 0,77 miligramos.
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