¿Cómo luchar con los antivacunas? Francia lo hara así: vacunación por ley

Estos días se se hablaba del mensaje viral que una madre envió a los antivacunas cuando su hija contrajo la varicela. Porque los antivacunas se están convirtiendo en un problema.

Un problema de sinrazón, ignorancia y conspiranoia que es difícil de combatir, como quien trata de combatir a los prosélitos de una secta del fin del mundo que abandonen sus túnicas. Por eso Francia va a aprobar una ley para que la vacunación sea obligatoria.

La ley francesa

La asamblea nacional francesa acaba de anunciar un paquete de medidas en materia de salud. A partir de 2018, la vacunación infantil, según este nuevo paquete, será obligatoria, con independencia de tu credo, ideología y nivel de conocimientos.

Actualmente solo hay tres vacunas obligatorias en Francia: la de la difteria, la del tétanos y la de la polio.

Francia no quiere cometer el error de Estados Unidos, donde la legislación ha aceptado tradicionalmente el rechazo a la inmunización por motivos "religiosos y filosóficos". El resultado es que, hoy en día, Estados Unidos tiene un porcentaje de su población vacunada contra el sarampión inferior a, por ejemplo, Tanzania, según la OMS.

Los que se niegan a vacunar a sus hijos no son solo población marginal o intelectualmente pobre: también son familias bien formadas que secundan estilos de vida pretendidamente naturalistas y que rechazan los productos de la industria farmacéutica como gesto de militancia.

Como consecuencia del aumento de escepticismo acerca de los peligros de la vacunación, que se han propagado en Internet pesar de la abrumadora evidencia científica de que las vacunas son seguras y eficaces, enfermedades que se creían erradicadas están propagándose de nuevo por países del Primer Mundo.

El movimiento antivacunas se inició en el año 1998, cuando el Dr. Andrew Wakefield publicó un artículo en la prestigiosa revista The Lancet en que explicaba que 12 niños con trastorno autista lo sufrían como consecuencia de la vacuna Triple Vírica del sarampión, rubéola y parotiditis (paperas). The Lancet retiró el artículo cuando se descubrió que todo era una farsa, un montaje de Wakefield, que vio como revocaban su licencia de medicina en el 2010 acusado de mentir y de generar una alarma mundial.

Aunque la moda de rechazar medicinas oficiales continúe adelante, cuando se continúa repitiendo tópicos sin fundamento como que "hay que respetar las ideas" (no, se deben respetar a las personas) o que "mi hijo es mío y hago lo que quiero con él".

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