Por inercia, acostumbramos a acompañar la ingesta de fármacos con comida o bebida, o tomamos los medicamentos después de las comidas. Pero no en todos los casos es la mejor forma de medicarse.
Por ejemplo, si estáis bajo tratamiento con anticoagulantes (como Sintrom), los alimentos ricos en vitamina K, como las espinacas, las judías, la coliflor o el brécol, reducirían considerablemente su eficacia.
El agua es mejor para tomar medicamentos (sobre todo, si la indicación es que se consuman fuera de las comidas): los zumos de fruta pueden producir interacciones con ciertos medicamentos.
Santiago Cuéllar, jefe del Departamento Técnico del Consejo General de Farmacéuticos:
Algunos fármacos deben administrarse con comida, porque se absorben mucho mejor. Otros, por el contrario, deben tomarse con el estómago completamente vacío porque si no, la comida anula su efecto. Y, en ocasiones, también hay que tener en cuenta qué tipo de alimentos acompañan al medicamento. (...) Algunos antibióticos, como las tetraciclinas no deben administrarse con leche u otros lácteos porque no se asimilan bien.
La leche tampoco se lleva bien con los bifosfonatos, (un tipo de fármacos que se utilizan contra la osteoporosis).
Incluso los fármacos pueden afectar lo que comemos, dificultando una correcta absorción de los nutrientes.
Los antiepilépticos tienden a incrementar las necesidades de ácido fólico, por lo que se aconseja a los pacientes que los toman que incluyan en su dieta suplementos de esta vitamina.
Así pues, la próxima vez, antes de tomar fármacos acompañándolos con la comida, fijaos bien en el prospecto o consultad al farmacéutico.
Vía | Madrimasd