El otro día echábamos un vistazo al poderoso efecto placebo que se produce en las bebidas energéticas, siendo más o menos eficaces en función de su precio, con independencia de su composición.
Pero el efecto placebo surte efecto incluso en fármacos como los antidepresivos. De hecho, las personas deprimidas son particularmente proclives al efecto placebo, hasta el punto de que los antidepresivos genuinos explican el 25% de las mejorías y que el 75% restante se debe al efecto placebo.
Uno de los rasgos característicos de la depresión es la desesperanza, y si uno cree que está recibiendo un tratamiento que lo aliavará, entonces recupera esa esperanza y, en consecuencia, combate la misma depresión. En un metaanálisis de 2010 de Fournier J.C., Antidepressant drug effects and depression severity, se puso de manifiesto, de hecho, que los placebos tienen casi los mismos efectos que los antidepresivos en el caso de depresiones leves.
En el caso de depresiones graves, los medicamentos reales tienen un gran efecto, pero los placebos casi ninguno.
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