Hace más de doscientos años, el médico alemán Samuel Hahnemann pontificó la teoría de que “lo semejante cura lo semejante”. Por eso se pusieron a la venta glóbulos blancos homeopáticos del Muro de Berlín a 30CH (CH significa que se hace una dilución 1:100 y el número de la izquierda la cantidad de veces que se hace) para tratar la sensación de ansiedad, presión y de no tener salida.
A priori este "fármaco" se nos antoja ridículo (aunque tiene su público), pero otras veces no es tan fácil detectar un camelo. Sobre todo porque arrastramos una serie de ideas románticas como que lo natural es necesariamente mejor que lo artificial.
Cuando nos enfrentamos a un procedimiento para curar no basta con la intuición, el amimuncionismo, o incluso los ensayos de prueba y error realizados por nosotros mismos.
Hay que enfocar el procedimiento a través de exigentes ensayos clínicos. Como si contempláramos la realidad más allá de nuestros sentidos: usando un telescopio para ver lo más lejano, un microscopio para ver lo más pequeño, y un estetoscopio para oír lo que no oímos; amén de que lo manipulamos todo en el interior de una vitrina típica de los laboratorios virológicos, con la puertezuela siempre sellada con cuatro tuercas de palomita.
Fases
Una vez tenemos una molécula de una planta, un viejo fármaco que creemos que podemos mejorar, un receptor en el organismo con el que consideramos que podemos conectar una molécula de nuestra invención, etc., entonces hay que ponerse en marcha.
Una vez superada la fase de experimentación con animales, empieza la fase I de estudios o primera prueba en humanos. Si se supera la fase I, entonces se pasa la fase II con un grupo de unas 200 personas aquejadas de la enfermedad relevante para el fármaco estudiado.
A continuación, empieza la fase III. Un nuevo ensayo pero en un grupo mayor de personas, que además será aleatorio y doble ciego: ni el médico ni el paciente saben si están tomando el medicamento de verdad o solo un placebo. Esto se hace así porque muchas enfermedades remiten o mejoran simplemente con la actitud del paciente: si cree que está tomando un medicamento afectivo puede que estemos confundiendo la eficacia del medicamento con el poder del placebo.
Tras haber superado estas fases de prueba, se obtendrá una licencia para vender el nuevo medicamento. Pero, tras su salida al mercado, se deberán seguir haciendo más ensayos, y probablemente habrá otros investigadores que realizarán sus propias pruebas y estudios para rebatir la eficacia del medicamento nuevo. Además, siempre se mantendrá un control sobre los posibles efectos secundarios nuevos que se presenten en los pacientes.
Medicina alternativa
La medicina alopática se basa fundamentalmente en tratar enfermedades a través de fármacos que actúen por el mecanismo de «los contrarios». Esto es: si hay gripe, se suministra un antigripal; si hay fiebre, se receta un antifebril; si hay inflamación, se medica con un antiinflamatorio. Por otro lado, están las Medicinas Tradicionales, Alternativas y Complementarias, conocidas con las siglas de MAC. En en campo de la medicina alternativa no existe este nivel de exigencia.
Si bien existen normas acerca de los medicamentos a base de plantas, incluyendo restricciones a la venta (no se pueden comercializar en venta ambulante) o la publicidad (los remedios "tradicionales" no se pueden comercializar haciendo alusión a propiedades terapéuticas) e incluso prohibiciones (tiene que hacerse un listado oficial de plantas prohibidas o de comercialización restringida), hay una menor preocupación por hacer cumplir dichas normas (hasta el famoso listado fue anulado en su día por los tribunales y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios no se ha molestado en elaborarlo de nuevo).
Básicamente, hay cuatro rasgos característicos para identificar a vuelapluma una tratamiento alternativo (que puede o no puede funcionar, aunque por lo general no hay evidencia de que funcione):
- Es milenario.
- Es natural
- Eue ideado por un sabio.
- Te lo ha recomendado la vecina del quinto.
Podéis profundizar en estos rasgos en el siguiente vídeo, además de, tras verlo, quizá será más habitual que le rindamos culto a una píldora antes que a una planta:
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