En España se diagnostican unos 20.000 casos de cáncer de mama al año y es la primera causa de muerte en mujeres de 40-55 años. Para sobrevivir al cáncer de mama un diagnóstico precoz es importante (sería conveniente comenzar las pruebas a los 40 años para reducir la mortalidad), de modo que los especialistas deben ser muy cuidadosos en los análisis de las radiografías (algo que lamentablemente no siempre es así).
Ahora las palomas podrían convertirse en nuestras aliadas a la hora de examinar radiografías y determinar si en ellas hay signos de tejido mamario canceroso.
Las habilidades de las palomas
Las palomas tienen una visión extraordinaria. La visión de sus ojos se aproxima a los 340 grados, y además tienen un enfoque dividido: la mitad superior ve a grandes distancias, y la inferior, detalles de primeros planos. Por eso mueven la cabeza de esa forma tan espasmódica y continua: como no pueden mover los ojos, desplazan la cabeza hacia delante cuando caminan para mantener la estabilidad y no perder el enfoque visual.
Cuando vuela, la paloma debe procesar la información visual 3 veces más rápido que el ojo humano. Por esa razón, jamás una paloma podría ser cinéfila: nosotros percibimos el movimiento de las películas con sólo 24 imágenes por segundo, pero ellas, al procesar las imágenes más deprisa, sólo percibiría una serie de instantáneas, como un pase de diapositivas.
Consciente de estas habilidades, Richard Levenson y sus colegas de la Universidad de California mostraron imágenes de tejido mamario a un grupo de palomas. Las palomas que picoteban un botón de color que corresponde a un tejido canceroso, eran recompensadas, y tras 15 sesiones diarias de una hora de duración, las palomas lograron un porcentaje de acierto del 85%. No es sorprendente esta capacidad de aprendizaje por refuerzo si tenemos en cuenta que las palomas se usan para explicar el origen de las supersticiones humanas.
Las palomas eran muy buenas en la detección de pequeños depósitos de calcio asociados con el cáncer, que aparecen como manchas blancas en las mamografías. Además, fueron capaces de generalizar lo que habían aprendido en conjuntos de imágenes nuevas. En las imágenes histológicas, la capacidad se vio algo afectada por la presencia o la ausencia de color y también por los grados de compresión de imagen. Sin embargo, no lo eran tanto en el reconocimiento de las masas mamarias cancerosas, pues son muy sutiles y hasta los seres humanos suelen resultar falibles aquí. Como explica Levenson:
Las palomas probaron ser sorprendentemente aptas para aprender la diferencia entre las imágenes de tumores de mama benignos y malignos, tanto en patología como en radiología. Y, lo más importante, fueron capaces de utilizar el entrenamiento para clasificar con precisión imágenes que nunca habían visto antes.
¿El futuro del diagnóstico?
Los investigadores consideran que las palomas podrían usarse para ayudar a desarrollar buenos materiales de formación, ya que la velocidad de aprendizaje y la precisión de las palomas en la distinción de imágenes médicas puede dar pautas para estructurar mejor los recursos de entrenamiento de especialistas en reconocimiento de imágenes.
También podrían utilizarse en la evaluación de la calidad de nuevas técnicas de imagen o métodos de procesamiento y visualización, y así evitar a los humanos tener que realizar estas tareas tediosas de comparación y repetición.
Vía | New Scientist
Imágenes | Pixabay
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