A partir de enero de 2007 un grupo de científicos británicos probarán un nuevo páncreas artificial en niños enfermos de diabetes mellitus tipo 1. El objetivo es mejorar el control del nivel de glucosa en sangre para mejorar la calidad de vida dde los pacientes, que no requerirían continuos pinchazos e inyecciones.
El páncreas artificial, o sensor de glucosa computarizado contiene un sensor de glucemia, software para calcular la insulina necesaria y una bomba de insulina. Este ensayo tiene como objetivo precisamente mejorar el algoritmo del programa para obtener resultados que se acerquen tanto como sea posible a la función fisiológica del páncreas humano.
Las pruebas durarán dos años y estarán dirigidas por el prestigioso profesor de Cambridge Roman Hovorka, que espera que en un período de entre cuatro y siete años, se pueda comercializar este aparato, sustiyendo a las actuales jeringuillas y bombas de insulina.
Los sensores, del tamaño de una tarjeta de crédito, comprueban la glucemia cada minuto, facilitando el control de la enfermedad, especialmente en los pacientes infantiles y adolescentes, en los que los continuos cambios hormonales y el crecimiento impiden que la monitorización de la enfermedad sea tan efectiva como en los adultos. Se espera que redunde en una disminución de las complicaciones propias de la diabetes mellitus, muchas de las cuales se correlacionan con el grado de control de la enfermedad, pero sobre todo en los efectos indeseados de los tratamientos actuales que se basan en varios pinchazos e inyecciones diarias.
Aunque los científicos parecen optimistas, yo no puedo evitar expresar mis reservas. Es indudable que un sistema de estas condiciones supondría una mejora en la calidad de vida de los pacientes, pero también es cierto que la mayoría de las complicaciones actuales de la diabetes no existían antes de la implantación de las pautas de insulina, y que algunas de las más graves, como la retinopatía diabética están asociadas a la duración de la enfermedad, y no a su control, por lo que la mejora en calidad y, por ende, en la esperanza de vida, no haría sino empeorar determinadas complicaciones e, incluso, permitir la aparición de algunas hasta ahora desconocida.
Aparte de este último párrafo más pesimista, habrá que esperar a ver las maravillas que nos depara el nuevo páncreas artificial.
Vía | Fresqui Más información | BBC Mundo Ciencia En Genciencia | El rejuvenece corazones salvará miles de vidas