Conociendo la habilidad de los virus para atacar células de nuestro organismo, escogiendo incluso el órgano y el tipo de célula, desearíamos tener virus capaces de atacar selectivamente las células cancerosas sin tocar al resto. Este sueño esta más cerca gracias a las investigaciones de David Bartlett, un investigador de la escuela de medicina de la Universidad de Pittsburg.
Desde los años 90, diversos investigadores vienen trabajando en esta posibilidad. Los ensayos iniciales utilizaron virus débiles e inofensivos que no resultaron suficientemente potentes. No causaban daños al organismo pero tampoco eran capaces de acabar con los tumores. Buscado una mayor eficacia, el equipo del doctor Bartlett decidió utilizar un virus más potente, la viruela.
La vacuna de la viruela utiliza virus atenuados considerados seguros. Para permitir su utilización se modificaron en dos puntos. En primer lugar se eliminaron algunos genes asociados a proteínas indispensables para el crecimiento de los virus. De esta forma los virus solo podrían reproducirse cerca de células cancerosas donde existe una sobreproducción de estas proteínas. En segundo lugar, se les añadió un gen productor de una proteína que provoca el suicidio de la célula.
Estos virus se usaron en ratones que, previamente, habían sido inyectados con células cancerosas para producirles cáncer de ovario. El virus impidió el desarrollo del cáncer cuando fue introducido poco después que las células cancerosas. Cuando se retraso el tratamiento, el virus consiguió aumenta la supervivencia de los ratones pero no evitó su muerte. Ahora queda el reto que extender el método a los humanos. Solo en Estados Unidos, 15.000 mujeres al año mueren por este tipo de cáncer.
Vía | New Scientist