Cada 45 segundos, un niño africano muere de malaria. A pesar de esa implacable frecuencia, el pediatra Quique Bassat, elegido uno de los diez jóvenes más sobresalientes del mundo por su lucha contra ésta y otras patologías, asegura que nunca podrá llegar a acostumbrarse y a aceptar unas muertes evitables.
"La primera se te queda en la memoria; luego vas sumando. Trabajar en África como clínico quema mucho, pero no te puedes insensibilizar a estas muertes", afirma Bassat en una entrevista concedida a Efe en uno de los pocos huecos que le deja su apretada agenda, que sólo le permite pasar algunos días en Barcelona, ciudad donde nació en 1974.
Vía | EFE