Es complicado pensar que podamos eliminar las centrales térmicas existentes, algunas recién construidas, por mucho que nos preocupen sus emisiones de dióxido de carbono. Y la posibilidad es aun más baja en países como China o la India. Las enormes inversiones, y la necesidad siempre creciente de energía, hacen muy probable que se mantengan funcionando durante las próximas décadas. Por tanto, hemos de plantearnos que hacer con esas emisiones, ¿Podemos eliminar o capturar las emisiones de dióxido de carbono de una forma razonablemente segura y económica?
Un nuevo experimento ha logrado un éxito, al menos parcial, en esta idea. En la planta térmica R.E. Burger de Ohio se quema carbón pero los gases resultantes no van a la atmósfera. Se dirigen a una disolución de carbonato amónico que reacciona con el CO2 capturándolo hasta el 90% en forma de bicarbonato amónico. Luego se calienta para liberar una corriente de CO2 casi puro que puede ser comprimida y almacenada.
La parte mala es que se necesita cerca del 10% de la energía producida para lograr capturar y comprimir el CO2. Y seguimos teniendo el problema de donde almacenarlo para que no vaya a la atmósfera. Su destino final podrían ser formaciones geológicas bajo el terreno. Ya se esta trabajando en este proceso en diversos experimentos con resultados prometedores.
El tiempo dirá si estos esquemas mixtos, quemar carbón pero reteniendo sus emisiones, tiene futuro.¿Podremos mantener el CO2 almacenado de forma estable en yacimientos similares a los de gas natural? ¿Durante cuantos años? ¿Habrá suficientes depósitos para toda la producción? No es la solución ideal pero tal vez sea la mejor que podamos conseguir.
Vía | Scientific American En Genciencia | Denuncian a las térmicas españolas como las más contaminantes de Europa Más información | PowerSpan