En cualquier caso, dado que estos tres artículos responden a una epifanía (y unas cuantas lecturas recientes), puedo andar errado, así que aquí abajo tenéis los comentarios para debatir el asunto sosegadamente.
Para avivarlo un poco, transcribo qué propone que debemos hacer en el ámbito de la agricultura para el año 2050 Matt Ridley en su libro El optimista racional. Cuando en el mundo haya 9 mil millones de personas:
cuando menos duplicar la producción agrícola a través de un considerable aumento del uso de fertilizante en África, la incorporación del riego por goteo en Asia y América, la implementación del doble cultivo en muchos países tropicales, el uso de alimentos transgénicos en todo el mundo para mejorar la producción y reducir la contaminación, un cambio en la alimentación del ganado (de grano a soja), una continua expansión relativa de la piscicultura, la avicultura y la cría de cerdos a expensas de las reses y los corderos (los pollos y los peces convierten grano en carne tres veces más eficientemente que el ganado; los cerdos están en el medio), y mucho comercio, no sólo porque las bocas y las plantas no se encontrarán en el mismo lugar, sino también porque el comercio estimula la especialización en los cultivos más productos de cada distrito particular. Si los índices de precio llevan a los agricultores del mundo a tomar dichas medidas, es concebible que para 2050 haya nueve mil millones de personas alimentándose más cómodamente que hoy con una menor superficie de tierras de cultivo, lo cual liberaría grandes porciones de tierra para reservas naturales. Imaginen eso: una inmensa expansión de ecosistemas naturales en todo el mundo para 2050.
Si queréis seguir profundizando en este tema, os recomiendo que echéis un vistazo al artículo ¿Los alimentos orgánicos son un mal negocio?.
Y para leer algo que siga en la senda del espíritu que rezuma esta trilogía de artículos, el más amplio y documentado ¿Somos ahora más materialistas y despilfarradores que antes?