Existe un árbol que no busca competir con nadie. Juega en otra liga. Es el árbol más solitario y aislado del planeta. Dicen que esta acacia, situada en el Reino de Bahréin, un diminuto país formado por pequeñas islas en medio del Golfo Pérsico, podría ser descendiente de los árboles del paraíso. Por lo tanto, también algunos creen que Bahréin es donde se situaba el Jardín del Edén.
Este árbol ha sido bautizado con el pomposo título de Árbol de la Vida, aunque su nombre en árabe significa la montaña de humo, debido a la neblina que a menudo le rodea. Tiene 400 años de edad, manteniéndose obstinadamente verde en mitad del desierto, cerca del monte Jebel Dukhan. Está a 134 metros sobre el nivel del mar. Y es empleado como mezquita. El manantial de agua donde el árbol recoge sus nutrientes es todavía un misterio porque no existe ni una gota de agua en kilómetros a la redonda. Verdaderamente es chocante observar cómo un tronco de árbol, el único ser vegetal que allí prospera, se hunde en la arena del desierto, como si se resistiera a secarse y morir.
Pero no es el único árbol de estas características en el mundo. Hay otra acacia similar a la de Bahréin, pero ésta crece en el desierto del Sahara. El llamado Árbol del Teneré está rodeado de 400 kilómetros de desierto árido y para los tuaregs funcionó durante largo tiempo como una especie de faro o punto de referencia en la Nada. En un mapa a una escala 1:4000.000, sería el único árbol que localizaríamos. Aunque ésta vez sí que se conocen los motivos de que el árbol permanezca con vida y no haya sido comido nunca, por ejemplo, por un camello hambriento. Al parecer, fue el último superviviente de un grupo de acacias que crecieron cuando el desierto no presentaba tamaño índice de sequedad, y desde entonces se ha venerado y respetado como un símbolo sagrado, y por tanto se prohibió usarlo de ninguna forma y se exigió que se protegiera de las inclemencias; como si protegiera una perla en una convención de ladrones.
También se sabe que el árbol se alimenta de un manto freático de agua que se encuentra a unos 35 metros de profundidad.
Lamentablemente, ya es tarde para ir a visitar el árbol en su enclave original. A causa de un accidente, el 8 de noviembre de 1973 el árbol fue derribado y tuvo que ser trasladado al Museo Nacional de Níger en Niamey. Al parecer, el conductor de un camión, un libio que supuestamente habría hecho saltar las alarmas en un control de alcoholemia, se estrelló contra él. Ahora, en su lugar, podréis encontrar una estructura metálica que representa a un árbol y que seguramente resistirá con más entereza la próxima embestida de un chofer beodo.