Estudios recientes revelan que el permafrost, esa capa de suelo permanentemente helado de las regiones árticas, continúa disminuyendo. De seguir así, es muy probable que desaparezca sobre el año 2100 o antes.
Desde el National Center for Atmospheric Research nos advierten que el permafrost superficial, el que ocupa unos 4 metros de la superficie terrestre, podría desaparecer durante este siglo, no así el permafrost interno, que aguantaría bastante más. La causa que señalan para esta disminución tan importante es el cambio climático, el aumento de la temperatura hace que al igual que en los casquetes polares, este permafrost también se derrita paulatinamente.
En la simulación efectuada en esta investigación, se ha partido de una concentración de los gases invernaderos de 350 partes por millón, exactamente la actual, y se ha ido aumentando hasta alcanzar la concentración previsible en el 2100 si las emisiones siguen el curso actual. Concretamente a 700 partes por millón (este valor puede variar entre 550 ppm y 810 ppm en el peor de los casos).
El primer efecto palpable que se notará son los llamados bosques borrachos, donde miles de árboles pierden la base de sujeción y de esta manera el equilibrio, viendo como se inclinan unos sobre otros, eso sin tener en cuenta la posibilidad de que edificios y casas construidos sobre permafrost puedan correr la misma suerte.
Otro efecto muy negativo es que el permafrost tiene retenido entre un 20 y un 60% del carbono atrapado del planeta en forma de dióxido de carbono, de ir desapareciendo este sería liberado incrementando más aun la concentración de este gas en la atmósfera.
El estudio calcula que para el 2100 la superfície puede disminuir de los 10 millones de kilómetros cuadrados actuales a sólo 1 millón o incluso desaparecer del todo.
Vía | NeoFronteras