Para árboles extraños, los que sangran. El Drago o Sangre de Dragón (Dracaena cinnabari) es toda una curiosidad botánica del que brota una savia roja cuando se le hace un corte en su corteza. Un líquido que constituyó un muy importante pigmento para los pintores del Renacimiento, que fue comercializado en la antigua Europa a través de la Ruta del Incienso.
En la actualidad, esta savia se emplea tradicionalmente para elaborar medicamentos y decoración de cerámica por parte de los 40.000 nativos que habitan la isla (todos hablantes de un idioma propio que no tiene escritura). Porque el Sangre de Dragón es tan extraño que sólo puede encontrarse en un rincón del mundo: la isla de Socotra.
Este pequeño archipiélago formado por 4 islas en el Océano Índico pertenece a Yemen y se desprendió de África hace 10 millones de años. Desde entonces constituye un reservorio de vida animal y vegetal que apenas ha cambiado a lo largo de la historia: el 37 % de las 825 especies de plantas, el 90 % de sus reptiles y el 95 % de sus caracoles de tierra no existen en ningún otro lugar del planeta. Los botánicos sitúan a la flora de Socotra entre las diez que más peligro de desaparición corren en el mundo.
En sus 120 kilómetros de largo por 40 kilómetros de ancho podréis cruzaros con criaturas salidas del mundo de los sueños, como pepinos que se hacen inmensos, alcanzando una altura de 5 metros, gracias a la total ausencia de herbívoros. Los murciélagos son los únicos mamíferos nativos de la isla. Por ello también podréis contemplar rosas que florecen en el tronco o granadas que nacen silvestres. Y, por supuesto, podréis hacer sangrar al Sangre de Dragón.
Un árbol cuyo aspecto, por cierto, recuerda al de un paraguas o una sombrilla, forma característica de los árboles prehistóricos. Aunque para forma paródica, el de otro de los árboles endémicos de Socotra: unos baobabs llamados la rosa del desierto, que recuerdan a tubérculos gigantes con ramas. Por ello no es extraño que a Socotra se la conozca como las Galápagos del Índico, pues como ésta, constituye una impagable reserva de fósiles vivientes.
EDITADO: Tal y como me señaláis en los comentarios, este extraño ejemplar también se encuentra en las Islas Canarias o Marruecos, la especie Dracaena cinnabari se encuentra principalmente en Socotra, mientras que la de las Canarias es Dracaena draco. Pero ambas especies son muy parecidas, incluso en cuanto a la peculiaridad de su savia.