En la creciente discusión sobre como reducir las emisiones de CO2, sin renunciar a las mismas centrales térmicas que utilizamos ahora, los métodos para impedir o reducir las emisiones de CO2 juegan un papel fundamental.
Ya hemos hablado aquí de los diferentes estudios y ensayos para inyectarlo en pozos bajo la superficie, convertirlo en rosas y venderlas o retenerlo por medio de productos químicos. Ahora se incorporar una nueva posibilidad, inyectarlo los sedimentos del fondo de mar y confiar en que el frío y la presión lo mantengan ahí.
Kurt House de la Universidad de Harvard esta estudiando esta posibilidad. Según sus cálculos, enterrar en CO2 bajo los sedimentos garantiza que quede retenido en forma de líquido o hielo y no ascienda a la superficie. Actualmente se sabe que estos sedimentos contienen gas natural en forma de hidratos de metano, básicamente hielo de agua con grandes cantidades de metano en su interior, por lo que el plan no es descabellado.
Sin embargo, existe el riesgo de que el aumento de la temperatura de los océanos provoque la liberación del metano, un poderoso gas de efecto invernadero y de paso arrastre cualquier otro gas que hayamos depositado junto a él. Actualmente se calcula que seria necesario un ascenso de cinco grados en la temperatura de los océanos, algo que parece poco probable. A menos de momento. Quizas deberiamos plantearnos que esconder el problema solo implica retrasarlo, ¿queremos dejar esa herencia?
Vía | BBC News Más información | New Scientist
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