Los huracanes necesitan unas determinadas condiciones para desarrollarse. Es necesaria una temperatura relativamente alta en la superficie del mar y zonas de viento en calma. En estas condiciones, el agua del mar se evapora con rapidez y en cantidad. Y la ausencia de vientos permite formar las grandes estructuras tormentosas necesarias para el desarrollo de un huracán.
Por ello, es fundamental analizar la temperatura del agua. Las imágenes que podemos ver han sido obtenidas por el satélite Aqua de la NASA. En color rojo aparecen las zonas con temperaturas más altas, en color azul las más frías. Se puede apreciar una clara diferencia en la imagen superior, obtenida el 30 de mayo de este año y la imagen inferior recogida en la misma fecha pero del 2005.
La menor temperatura del mar, un par de grados menos como media, hace concebir esperanzas a los científicos de que la temporada de huracanes sea más “suave” este año. Aun así, las temperaturas son altas con respecto a la media histórica. Por eso se espera una temporada relativamente activa con entre 13 y 16 tormentas tropicales. De ellas se calcula que de 4 a 6 se convertirán en huracanes totalmente desarrollados. Estas imágenes también son un recordatorio de cómo la elevación de la temperatura del mar, ocasionada por el efecto invernadero, puede ocasionar daños inmediatos y contundentes, sin necesidad descongelar los polos o generar cambios visibles y espectaculares.
Vía | earth observatory