Las abejas son indispensables para la vida en el planeta. Porque no solo producen miel, sino que también constituyen una gigantesca y sacrificada mano de obra a nivel mundial, encargada de polinizar el 90% de las plantas que sembramos (se encargan de polinizar plantas y cultivos cuyo valor estimado supera los 40 mil millones de dólares, cada año).
Si no hacemos algo por salvar a las abejas, podríamos terminar perdiendo también los frutos secos, muchas verduras y vegetales, las nueces, y el algodón.
En los últimos años, hemos visto una rápida y preocupante disminución en las poblaciones de abejas a nivel global. Algunas especies ya han desaparecido, y de otras apenas queda el 4% de la población original.
Un estudio de la situación sanitaria apícola en el mundo ha confirmado la aparición del síndrome de desabejamiento en las poblaciones apícolas de Norteamérica, Europa y Japón. La larga lista de posibles sospechosos incluye pestes, virus, hongos y pesticidas, sobre todo neonicotinoides, un tipo de neurotoxinas que mata a los insectos atacando su sistema nervioso.
Los expertos están de acuerdo en que el uso irresponsable de los pesticidas podría tener un impacto sobre la sanidad apícola, en particular, con un debilitamiento de las abejas y un aumento de su sensibilidad a diferentes enfermedades. Sin embargo, la falta de medidas de bioseguridad por parte los apicultores y el cambio climático también podrían tener efectos negativos sobre la salud de las abejas.
Además, se ha señalado que hay varios parásitos artrópodos de las abejas activos en diferentes partes del mundo, por ejemplo, la infestación por los ácaros Varroa, Nosema y Tropilaelaps ha sido identificada como el problema sanitario más frecuente que afecta a las abejas en el mundo.
La miel y la jalea real son ejemplos de alimentos valiosos que las abejas nos aportan, pero sobre todo les debemos las cosechas abundantes de frutas y vegetales, pues al cumplir su función de polinización de las flores, potencian la productividad de las cosechas
declaró el Dr. Bernard Vallat, Director General de la OIE, y agregó:
así pues, las abejas contribuyen a la seguridad alimentaria mundial, y su extinción representaría un terrible desastre biológico. Por este motivo, la OIE considera la mortalidad y las enfermedades de las abejas una prioridad en su Plan Estratégico 2011- 2015
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VíA: Avaaz