Científicos alemanes del instituto Max Planck y de la Universidad de Stuttgart han fabricado la máquina de vapor más pequeña del mundo: mide 3 milésimas de milímetro. Y, además, funciona con la misma eficiencia que un motor térmico de tamaño normal.
El motor original inventado hace casi 200 años por Robert Stirling consistía en un cilindro lleno de gas que se calentaba y enfriaba para dar lugar a la expansión y contracción del gas poniendo así en movimiento un pistón que a su vez puede ser aplicado a diversos artefactos mecánicos.
A pesar de las diferentes leyes que operan en el mundo microscópico, algunos procesos físicos son sorprendentemente similares al mundo macroscópico, tal y como señala Clemens Bechinger, profesor de la Universidad de Stuttgart.
El “motor Stirling” consiste en un rayo láser y una sola partícula flotando en el agua y sólo puede ser visto con la ayuda de un microscopio (su tamaño es unas diez mil veces más grande que un átomo). El fuego producido por el carbón en una locomotora fue reemplazado por el rayo láser que calienta el agua súbitamente, y luego permite que se enfríe tan pronto se apaga. Por ahora, el motor no tiene otra utilidad que estudiar el desarrollo de la termodinámica a nivel microcópico.
Hay escritos que datan de la época de los egipcios, en los cuales se dice que Herón (quien residía en la ciudad de Alejandría), habló alguna vez sobre las máquinas de vapor. Pero el inicio de la era de las máquinas de vapor empezó con Eduard Somerst (marqués de Worcester, Inglaterra) en 1663. El problema es que Somerst no encontró capital suficiente para vender y producir su máquina. Ni siquiera pudo patentarla. De modo que se considera a Somerst sólo como el ideólogo, pero el creador de la primera máquina de vapor fue Thomas Savery (1650-1715, mecánico inglés) que mejoró la máquina de Somerst y la patentó.
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