La nanotecnología es una de las ramas de la innovación que más dará que hablar en los próximos años. Sin embargo, el común de los mortales en realidad está incapacitado para asimilar qué significa realmente abordar la nanotecnología en términos de tamaño.
Los tamaños de la nanotecnología son tan diminutos que escapan a nuestra imaginación. Pero podemos intentarlo si, en nuestro viaje a las dimensiones nanométricas, procedemos paso a paso.
Lo primero que debemos hacer es visualizar la división más pequeña de la mayoría de reglas escolares. Eso es un milímetro. Ahora debemos dividir el milímetro en mil partes. Cada una de estas 1.000 partes es un micrómetro o micra. Para hacernos una idea, un cabello humano suele tener unas 50 micras de grosor.
Hasta aquí somos capaces de ver las cosas, pero todavía no hemos llegado a la dimensión nanotecnológica. Ahora debemos dividir el micrómetro en 1.000 partes más. Es decir, sería como dividir el grosor de un cabello humano en 50.000 partes. Una de estas partes es, por fin, un nanómetro. La unidad de medida de los materiales que se pueden fabricar y manipular con la nanotecnología.
¿A qué velocidad me crece la barba?
El nanómetro es una unidad tan diminuta que no es visible a simple vista, y tampoco la podemos imaginar claramente. Por eso podemos emplear muchas analogías para aproximarnos un poco más a ella. Por ejemplo, que la proporción entre un manómetro y un metro es, más o menos, la misma que entre una castaña y el planeta Tierra.
Pero una imagen mucho más gráfica, propuesta por Josep Maria Mainat en su libro Ciencia optimista, creo que es la más elocuente que he leído hasta el momento:
El pelo de la barba de un hombre crece alrededor de medio milímetro al día. Eso son medio millón de manómetros. Dado que un día tiene 86.400 segundos, no cuesta mucho calcular que el pelo facial masculino crece unos 5 o 6 nanómetros por segundo.
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La nanotecnología aborda dimensiones que se encuentran entre los 100 manómetros y 1 nanómetro. Esto es verdaderamente pequeño, casi atómico, pues un ángstrom es la décima parte de un nanómetro, y un ánstrom es el diámetro de un átomo de hidrógeno.
A día de hoy, sin embargo, incluso podemos manipular átomos individuales. El profesor de química T. Ross Kelly ha construido un nanomotor impulsado químicamente con 78 átomos. Ben Feringa, de la Universidad de Groningen, ha creado otro motor de 58 átomos, que además se impulsa con energía solar.
Podemos llegar a manipular cosas tan pequeñas gracias a los microscopios de efecto túnel (Scanning Tunneling Microscope), que tienen una precisión miles de veces superior a los microscopios ópticos. El siglo XXI será también el siglo de la nanotecnología, y las aplicaciones que esta nueva tecnología tendrá en todos los campos, incluida la medicina, todavía es incierta, pero excitante.
Imágenes | Pixabay
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