El Dios de los agujeros se refiere, a grandes rasgos, a la idea de dios que mucha gente se forja para rellenar sus lagunas de ignorancia. Por ejemplo, no sé cómo se originó el universo ni la razón de su existencia, por tanto la respuesta es dios (sin embargo, ese relleno en realidad no explica nada, porque podemos formular exactamente las mismas respuestas de antes, es decir, han quedado sin responder).
Los ovnis y los extraterrestres se han convertido en la forma más moderna de llenar esos agujeros. Por eso, si sucede algo extraño, lo más sencillo es calmar la incertidumbre con esa respuesta. Nuestro cerebro no se siente a gusto si sencillamente asumimos que no sabemos la respuesta.
He visto algo extraño, creo que lo he visto de verdad, interpreto lo que he visto en función de mis patrones culturales, explico a los demás que lo que he visto (creo que he visto + más patrones culturales añadidos) como una verdad que no puede cuestionarse so pena de resultar intolerante.
Antes, cuando veíamos luces en el cielo interpretábamos que eran dioses. Ahora que son extraterrestres. Ideas que llenan agujeros.
Como la incertidumbre produce intranquilidad en el más pintado, y nuestro cerebro no viene de serie con la capacidad de adoptar juicios ambivalentes donde, además del negro y el blanco, tenga cabida el gris, como, en definitiva, la disonancia cognitiva es el modo que tenemos de creer que somos coherentes, racionales y ajenos a prejuicios y manías, en 1970, en el Reino Unido, se hallaron extraños círculos dibujados en los campo de trigo y maíz.
¿Qué son? Una teoría para muchos de los que toman el segundo camino es que tales círculos dibujados son mensajes extraterrestres (no entiendo por qué no se pone en igualdad de condiciones teorías del tipo “son duendes, son unicornios artistas, son infrahumanos que proceden de la tierra hueca, son dibujos trazados por el pene kilométrico de una criatura criptozoológica… y así ad infinitum).
¿La mutilación de ganado que se produce desde la década de 1960 en Estados Unidos? Alienígenas, claro. ¿La compleja construcción de Machu Pichu en Perú? Extraterrestres. ¿Las cabezas de la isla de Pascua? Extraterrestres. El caballo blanco de Uffington que fue grabada en el suelo hace 3.000 años? Extraterrestres. ¿Stonehenge? Extraterrestres. ¿Los túneles subterráneos de la Capadocia? Extraterrestres. ¿Las pirámides? Extraterrestres. ¿Las líneas de Nazca? Extraterrestres. ¿Esa luz que titila en el cielo nocturno? Mmm… ¿extraterrestres?
¿Y la estúpida manía de que rellenemos las lagunas de ignorancia con espurias suposiciones basadas en la moda cultural vigente…? No, no es un mal parche evolutivo de una época en la que el ser humano sólo tenía que preocuparse de sobrevivir en vez de reflexionar sobre el mundo. Fueron, indudablemente, lo extraterrestres los que injertaron un chip en nuestro cerebro para manipular nuestro juicio.
Sólo así se explica que el mundo esté poblado de tanto magufo, ¿no?
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