El pasado sábado se fue, con 95 años de edad, un gran divulgador de ciencia y, sobre todo, uno de los escépticos más rigurosos y ponderados: Martin Gardner. No en vano, Gardner es autor de más de 70 libros, muchos de ellos dedicados a desenmascarar charlatanes: a su juicio, una de las mejores maneras de aprender ciencia es desenmascarar a sus charlatanes y vendedores de humo.
Por ello, Gardner también escribió una columna en la revista Skeptical Inquirer, dedicada a la investigación científica de los fenómenos paranormales, con el objetivo de poner en evidencia los fraudes científicos, y fue fundador en 1976 de lo que ahora es el Comité para la Investigación Escéptica (CSI) junto con sus amigos Paul Kurtz y James Randi.
Es a Martin Gardner a quien se le atribuye una de las máximas escépticas más repetidas: una carcajada vale más que mil silogismos.
Gracias a diferentes encuestas, hoy sabemos lo ignorante que es la población general en cuestiones de ciencia (además de estar compuesta por gran número de borregos y ciudadASNOS). En la actualidad, casi la mitad de los adultos de Estados Unidos cree en la astrología, en ángeles y demonios, y en que estamos siendo observados por extraterrestres llegados en ovnis que abducen con frecuencia a seres humanos. Más de la mitad cree que la evolución es una teoría no demostrada.
En esta coyuntura, la figura de Gardner fue fundamental, como esa pequeña tuerca que, de faltar en un complejo mecanismo, provoca que todo él se descoyunte. Stephen Jay Gould dijo de él:
Gardner, posiblemente el más ingenioso “desenmascarador” de fraudes científicos de nuestra época, hace uso de sus .décadas de experiencia para desbaratar las proclamaciones de la Nueva Era y las investigaciones dudosas de eminentes científicos. Afrontando las máximas de la seudociencia con una mirada aguda y escéptica. (…) Durante más de medio siglo, Martín Gardner ha sido el faro más luminoso en la defensa de la racionalidad y la auténtica ciencia.