Casi todas las cosas que nos podamos imaginar tienen explicación científica y, en su caso, física. Ocurre también con los cuentos de hadas, en donde los personajes suelen hacer cosas que no siempre son físicamente posibles. Sue Stocklmayer, directora del National Centre for the Public Awareness of Science (CPAS), de la Universidad Nacional Australiana de Canberra y el profesor retirado Mike Gore, explican ante los curiosos las pequeñas mentiras de los cuentos de hadas.
La princesa Rapunzel, por ejemplo, era liberada de su prisión en lo alto de una torre por su apuesto príncipe, quien trepaba cómodamente por la enorme cola de cabellos de su teórica amada. Según los científicos, la pobre damisela se quedaría al menos sin cabellera, si no sin calavera... Sin embargo, si la princesa asegura su pelo atándolo a las patas de su cama, el apuesto príncipe podría ascender sin problemas hasta la celda de la princesa, y no pasar amargos momentos gore con la espalda rota y la cabeza de su amada en las manos.
En cuanto a la posibilidad de la oca de los huevos de oro, Stocklmayer y Gore no aclaran el por qué de su inviabilidad, desde el punto de vista de la oca. Un huevo normal, de los que ponen las ocas, es ligero y se expulsa suavemente en el momento de la puesta. Por el contrario, si el huevo fuese de oro, pesaría el equivalente, o sea, unos 3 kilos. Como una oca no es lo que se dice un animal pesado, el efecto acción-reacción newtoniano provocaría una fuerza de aceleración de la oca en sentido contrario a la expulsión del huevo, que seguramente provocaría lesiones en el animal. O bien, nuestras risas al ver salir a la oca disparada.
El grupo formado por Sue Stocklmayer y Mike Gore pretende dar a conocer la ciencia al público por medio de temas como el de los cuentos de hadas. De hecho, no es su intención destrozar las historias de niños desvelando sus secretos y sus falsas situaciones, sino acercar la ciencia a niños y mayores. Y lo que es más importante para nosotros en esta sección, desmontar mitos y falsas creencias. Aunque sea en cuentos.
Vía | National Geographic