Los fraudes más sonados de la ciencia (II): las plumas de mentira y rotulador de piel

LAS PLUMAS DE MENTIRA

Incluso a prestigiosas revistas como National Geographic les pueden dar gato por liebre. O pluma falsa por pluma verdadera.

Es lo que pasó por allá el año 2000, cuando anunció el sorprendente descubrimiento en China de un fósil de Archeoraptor, considerado el eslabón perdido de la evolución entre dinosaurios y aves.

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Un mes después, la publicación se vio obligada a rectificar, pues había sido víctima de un engaño. Los fósiles eran verdaderos y habían sido sacados clandestinamente de China, pero no pertenecían al animal intermedio que aseguraban.

ROTULADOR DE PIEL

¿Qué mejor manera hay para que algo que no existe exista? Píntalo. Y dile al mundo que es verdad.

Es lo que hizo en 1973 el jefe de inmunología de trasplantes del Instituto Sloan-Kettering de Nueva York, William T. Summerlin. Dijo haber obtenido el injerto de piel sin rechazo en unos ratones.

Y a primera vista así parecía ser. Sin embargo, bastó que su ayudante de laboratorio limpiara a los animales con alcohol para que los trozos de piel injertados, de color negro, se borraran. Summerlin simplemente había pintado los ratones para simularles piel injertada.

Vía | Errores y fraudes de la ciencia y la técnica de Pedro Voltes

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