Dr. Stone es la nueva serie de la Shōnen Jump que se está convirtiendo en la más popular del año en Japón. Probablemente es la primera serie en que la ciencia es la molancia total y la tecnología es la principal solución a cualquier problema sin tener que pagar un tributo distópico al estilo Black Mirror.
Es el espíritu de Tomorrowland: El mundo del mañana en forma de anime. La vindicación de lo nuevo, a la tecnología, a los mad doctors, en definitiva, al progreso.
El país de la ciencia
Dr Stone es un manga escrito por Riichiro Inagaki (escritor de Eyeshield 21) e ilustrado por Boichi (autor de Sun-Ken Rock) que ahora acaba de dar su salto al anime. He aquí la sinopsis:
El día que Taiju Oki, un adolescente fuerte pero algo palurdo, se decide por fin a declararle su amor a Yuzuriha, sucede algo radical e inesperado: justo un segundo antes de la declaración, causas desconocidas llevan al total de la humanidad a convertirse instantáneamente en piedra. Después de 3.689 años y 158 días, durante los que ha luchado por no perder la consciencia y desaparecer, Taiju finalmente emerge de la piedra y vuelve a la normalidad. Aunque sólo para descubrir que el resto de la humanidad jamás despertó de su sueño pétreo. Luego se entera de que su amigo Senku, un genio absoluto de vocación científica y mentalidad mucho más pragmática, también ha sobrevivido. Ahora es su obligación rescatar a la gente y crear un nuevo mundo huyendo de la superstición y la magia y usando la única herramienta realmente poderosa: la ciencia.
Se ha convenido que la primera historia de ciencia ficción es Frankenstein (1819), de Mary Shelley, que abordaba los riesgos de jugar a ser Dios y ponía de manifiesto el terror que suscitaba la electricidad, un hallazgo relativamente nuevo. Las novelas de H. G. Wells también nos advertían de que la tecnología podía ser un catalizador de la ambición desmesurada, como los experimentos antinaturales de La isla del doctor Moreau o El hombre invisible. Por su parte, la ciencia ficción también se usaba sencillamente para hacer crítica social, como La máquina del tiempo, que analizaba las implicaciones de las desigualdades sociales.
Por eso, Dr. Stone es toda una rareza. El azote de posmodernismo, la superstición y el síndrome de Frankenstein. Y, encima, aunque sea pedagógica porque en cada capítulo aprendes algo de química o cualquier otra disciplina, no tropieza en el didactismo machacón o redundante de otras "propuestas educativas". Esto está hecho para pasárselo bien, y si aprendes, mejor.
Sin contar las continuas críticas a la superstición y la idea roussoniana del buen salvaje. O como diría su protagonista, Senku, cómo la revolución científica nos permite ir 10.000 millones de veces más allá:
A la humanidad le llevó dos millones de años pasar de la edad de piedra a la civilización moderna. Tenemos que hacer lo mismo en un tiempo récord. ¡Recuperaremos el mundo! Descifraremos la ciencia detrás de la petrificación y el principio para la regeneración…
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