Según leo en el blog de Scientific American, George W. Bush iba a proclamarse ayer el Presidente Científico, prometiendo el oro y el moro a la comunidad, lo cual supone nada menos que un cambio radical de la noche a la mañana en su persona. El autor de la nota cita el artículo de Chris Mooney en el que se afirma que "lo que cabría esperar de un verdadero presidente científico es que tome posiciones muy específicas en algunos de los asuntos importantes de nuestros tiempos". En pocas palabras, y parafraseando a Mooney, la palabra hipocresía estaría justificada en este caso.
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