La British Medical Journal ha abierto al caja de los truenos al cuestionar públicamente la validez real del factor de impacto (FI), el principal índice de calidad utilizado en la bibliografía científica.
El FI mide la cantidad de veces que se ha citado los contenidos de cada revista en los dos años anteriores y lo publica anualmente el Instituto para la Información Científica (ISI), propiedad de la editorial Thompson, desde hace 30 años. Para su cálculo se usa un sencillo cociente cuyo numerador es el número de citas que se han producido a una revista determinada en los dos últimos años y el denominador es el número de artículos que se han publicado en dicha revista.
Durante años se ha hablado de las carencias del FI, que se ve muy influido por los temas "de moda", que los artículos de revisión siempre son más citados que aquellos más novedosos y que no es capaz de discernir entre comentarios positivos y negativos. Incluso se ha llegado a proponer algoritmos más elaborados, como el de Gabriel Pinski, que en 1976 planteó uno muy parecido al actual Page Rank (PR) de Google. Últimamente se aboga, precisamente, por la sustitución del FI por el PR de la edición electrónica, o por una combinación de ambos.
Pero lo más interesante que la BMJ plantea no es una exposición de las falta del FI, sino la influencia que tiene este número a la hora de que las propias revistas cientícas y los organismos decidan si publicar, o no, un artículo, becar a un investigador o determinar una política sanitaria.
Según la periodista Hannah Brown, el FI "ha distorsionado el carácter fundamental de muchas revistas, cada vez más y más centradas en las citas y menos en los lectores".
Vía | El Mundo Más información | British Medical Journal Más información | Factor de impacto en Wikipedia En Genciencia | ¿Se frenan las investigaciones científicas que no aporten buenos beneficios económicos?