Noche de Reyes, noche loca (II)


Todos conocemos la “adoración de los tres Reyes Magos“, (aunque estos no siempre fueron tres y Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI). Cuando los Reyes Magos se personaron ante el niño Jesús, le entregaron sus presentes: Melchor oro, Gaspar incienso y Baltasar mirra, (en otras versiones los regalos cambian de dueño, pero no es relevante en la historia).

No hace falta decir lo valioso que ha sido el oro siempre pero ¿qué tenían de especial el incienso y la mirra?

Hay que saber que el incienso se extrae del árbol Boswelia carteri y la mirra es la resina del Commiphora myrrha. Estas son dos resinas obtenidas de un árbol propio de la península Arábiga y de otro africano, respectivamente.

Y no es que Gaspar y Baltasar fuesen más agarrados que su compañero, sino que por aquel entonces (y mucho tiempo después), estos productos eran considerados tesoros tan valiosos como el oro, debido a sus propiedades curativas: permitían tratar muchas dolencias. Circunstancia de la que sacaron provecho, entre otros, egipcios, sumerios, griegos, romanos y hasta los boticarios británicos del siglo XVII.

Muchos siglos después, la moderna investigación química en el campo de los productos naturales con aplicación farmacológica ha aislado, a partir de ambas sustancias, compuestos con propiedades antisépticas, antifúngicas y antiinflamatorias.

Además, se piensa que la mirra puede presentar propiedades anestésicas similares a las de la morfina, lo que explicaría por qué a Jesucristo le ofrecieron vino con mirra antes de ser crucificado.

Por estas razones no pensemos mal y no infravaloremos los presentes.

Es más, los tres regalos tienen su significado: el oro es el símbolo del Rey, el incienso es el símbolo de Dios y por último la mirra, es el símbolo del Hombre.

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