La película Jurassic Park, basada en un bestseller de Michael Crichton, constituyó para muchos el primer acercamiento a lo grande al mundo de los dinosaurios. A partir de entonces se pusieron terriblemente de moda. Sin embargo, esta ficción cometía algunos errores. El primero y más importante es que no se pueden clonar dinosaurios tal y como lo hacían.
El segundo, recientemente descubierto, es todavía más chocante, si cabe: ¿os acordáis de cómo perseguía el Tyrannosaurus Rex a nuestros protagonistas? Pues eso no sería posible. De ponerse a correr, sus patas se romperían.
El problema de las patas
Es lo que han descubierto investigadores de la Universidad de Manchester: el tamaño y peso del T. rex no le permitía moverse a alta velocidad, so pena que los huesos de las piernas se le vinieran abajo debido a su propia carga de peso, lo que contradice las velocidades predichas, que sugerían hasta 70 kilometros por hora.
La investigación, publicada en la revista PeerJ, estudia ampliamente la marcha y la biomecánica del dinosaurio gracias a un nuevo modelo de simulación informática. La conclusión es que cualquier tipo de carrera para T. rex probablemente conduciría a "cargas esqueléticas inaceptablemente altas".
Tal y como explica William Sellers, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente
Estar limitado a las velocidades de caminar contradice los argumentos de la depredación de la persecución a alta velocidad para los dinosaurios bípedos más grandes como el T. rex y demuestra el poder de los enfoques multifísicos para las reconstrucciones locomotoras de animales extintos.
Esto significa que el Giganotosaurus, el Mapusaurus o el Acrocanthosaurus, entre otros grandes dinosaurios, tampoco eran capaces de correr. Sellers añade:
Tyrannosaurus rex es uno de los animales bípedos más grandes que han evolucionado y caminado por la tierra. Por lo tanto, representa un modelo útil para la comprensión de la biomecánica de otros animales similares. Por lo tanto, estos hallazgos pueden traducirse a otros gigantes de extremidades largas, pero esta idea debe ser probada junto con el trabajo experimental de validación de otras especies bípedas.
Hay más de 30 especímenes de Tyrannosaurus rex identificados, algunos de los cuales son esqueletos casi completos. Se han encontrado tejido conjuntivo y proteínas en por lo menos uno de estos especímenes. Y ahora también sabemos que, además de que resulta imposible crearlos en un laboratorio, de hacerlo tampoco nos podrían perseguir a la carrera.
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