Este estudio longitudinal (de los pocos que hay al respecto) sugiere algo que parece contradecir nuestras intuiciones, y también algunos estudios previos: que la relación entre felicidad y comportamiento prosocial es moderada-baja y solo tiene lugar a corto plazo.
A largo plazo, por el contrario, el egoísmo explicaría mucho más la felicidad que la solidaridad.
Largo plazo
Para llegar a esta hipótesis, se llevó a cabo un experimento de comportamiento que consistía en salvar una vida donando 350 euros o en recibir 100 euros.
Los datos replican débilmente el efecto positivo identificado en investigaciones anteriores, es decir, que ayudar a salvar vidas nos hace más felice,s pero solo a muy corto plazo. Un mes después del estudio, el efecto se revirtió y el comportamiento prosocial condujo a una felicidad significativamente menor que la obtención del dinero, es decir, el comportamiento egoísta.
En particular, incluso aquellos sujetos que eligieron comportamientos prosociales eran finalmente más felices si terminaban obteniendo el dinero para ellos mismos.
Los hallazgos revelaron una relación causal más matizada de lo sugerido anteriormente, proporcionando así una explicación de la aparente ausencia de comportamiento prosocial universal.
Sin conocer la elección de un sujeto, no se podría afirmar, por ejemplo, que si un sujeto salvó una vida y luego informó de que es relativamente infeliz está simplemente insatisfecho por no obtener el resultado deseado. Para sortear el dilema entre observar la elección voluntaria y generar variación aleatoria, se implementó un procedimiento de lotería en el que los sujetos tenían que elegir entre dos loterías: Lotería A y Lotería B. La Lotería A era la lotería prosocial. Al elegir esta lotería, el sujeto salvó una vida con un 60% de probabilidad y recibió dinero con un 40% de probabilidad. La Lotería B, la lotería egoísta, presentaba las probabilidades inversas: es decir, esta lotería salvó una vida con solo un 40% de probabilidad y generó ganancias adicionales de 100 euros con un 60% de probabilidad.
El procedimiento proporcionó simultáneamente una variación aleatoria que permitió una identificación causal del efecto de la prosocialidad en la felicidad, así como información sobre las inclinaciones prosociales de los sujetos. Específicamente, al elegir la lotería A en lugar de la lotería B, un sujeto hizo que el resultado prosocial fuera un 50% más probable. El procedimiento de lotería produjo cuatro grupos de estudio diferentes. Los resultados se alinearon con las opciones para aquellos sujetos que eligieron la lotería prosocial y terminaron salvando una vida y para aquellos que eligieron la lotería egoísta y recibieron 100 euros. Los resultados y las elecciones no se alinearon entre los sujetos que eligieron la lotería prosocial pero recibieron dinero y para los sujetos que eligieron egoístamente pero sin embargo salvaron una vida, respectivamente.
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