Captas menos intensidad en las expresiones faciales de los demás si son de grupos etnicos/raciales distintos al tuyo

Las expresiones faciales de personas de grupos etnicos/raciales distintos al propio se ven como menos intensas, según concluye este metaanálisis basado en 12 estudios.

En palabras de los autores, “esto supone una brecha en la empatía” hacia las personas que no pertenecen a nuestra misma raza o etnia.

Empatía intercultural

La calidad de las interacciones entre individuos de diferentes grupos étnicos en parte depende de cómo se interpreten las emociones de los miembros individuales del grupo étnico.

Por ello, entender menos cómo se siente el otro empeora las relaciones con los demás.

Esta investigación ha encontrado que las expresiones faciales de las emociones de un grupo étnico diferente son reconocidas con menos precisión que las expresiones faciales de los miembros del mismo grupo étnico, lo que equivale a decir que hemos encontrado una piedra de Rosetta del racismo o del sesgo endogrupal.

Los datos previamente informados se centraron en la interpretación errónea de una emoción individual (vergüenza), pero los análisis actuales se centraron en la intensidad percibida agregada de nueve manifestaciones emocionales diferentes (ira, asco, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa, desprecio, vergüenza y orgullo).

Estos resultados fortalecen los fundamentos de la Teoría de la Identidad Social, esto es, la tendencia innata de los individuos a categorizarse a sí mismos en grupos excluyentes («endogrupos»), construyendo una parte de su identidad sobre la base de su membresía en ese grupo y forzando fronteras excluyentes con otros grupos ajenos a los suyos («exogrupos»).

Las diferencias aquí entre endogrupos y exogrupo se basan en rasgos raciales, pero pueden también tener lugar con otros rasgos reales, inventados, fundamentados o arbitrarios, como se ha constatado en estudios en los que se usaron imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) para analizar lo que pasaba en el cerebro de las personas al someterse a estas situaciones, como los experimentos del neurocientífico David Eagleman

En dichos estudios, si se pinchaba la mano de alguien que perteneciera al grupo formado arbitrariamente para el estudio, el área de su cerebro relacionada con el dolor mostraba un pico de actividad más alto que si se pinchaba la mano a un miembro del otro grupo. Es decir, la persona sentía más o menos empatía en función de a quién se le producía el dolor.

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