No es solo que el calor puede propiciar que una persona ejerza un menor autocontrol sobre sí misma. Es que la presión ecológica, en general, puede influir desde diversas vertientes en el comportamiento de la gente. Haciendo que éste sea peor, en términos generales.
Veamos algunos ejemplos de ello.
Olas de calor
Debido al cambio climático, algunas regiones tendrán temporadas de cultivo más largas, incrementando el aporte de alimentos y reduciendo tensiones. Otras, sin embargo, tendrán carestía de alimentos, lo que redundará en el precio de lo mismos, provocando hambrunas y, por ende, desesperación.
Debido al aumento del nivel del mar, se producirán todavía más movimientos migratorios, con toda la tensión social, económica y política que ello generará, aunque todos estemos de acuerdo que la migración no es necesariamente mala (puede, por ejemplo, que una formación política populista lo haga creer a un pueblo).
El efecto más claro, sin embargo, será el aumento de las temperaturas. En las ciudades, por ejemplo, cada tres grados centígrados de incremento de temperatura hay un 4 por ciento de incremento en la violencia interpersonal y un 14 por ciento en la violencia grupal.
Las olas de calor aumentan el riesgo de que se produzcan casos de violencia machista. Además, nos vuelve más lentos y más torpes.
También la tasa de suicidios se incrementa en los meses de calor en entidades muy cálidas como Tabasco, Campeche o Sonora, aunque se trata de un problema multifactorial de salud, indicaron especialistas de la Facultad de Psicología (FP).
La desertización, la pérdida de cultivo a la crecida de los mares, las sequías... todo ello creará conflictos socioeconómicos. Pero un metaaálisis muy influente ha llegado a predecir, para el año 2050, que en algunas regiones del planeta habrá un 16 por ciento y un 50 por ciento de aumento en la violencia interpersonal y de grupo, respectivamente. Mad Max.
Imagen | mtshaw
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