A menudo, cuando recomiendo un libro o pregunto si ya han leído tal título recibo como respuesta un "no he tenido tiempo". Al final, este mantra se va perpetuando hasta el punto de que hay gente que nunca lee libros (uno de cada tres españoles no lee nunca) o solo lee uno o dos libros al año.
Obviamente, la ausencia de libros no significa que una persona no lea: puede leer desde la etiqueta del champú hasta un blog, pasando por los miles de mensajes de whatsapp que todos nos intercambiamos. Sin embargo, no siempre es comparable cualquier tipo del lectura con una lectura de un libro.
Un libro no es cualquier lectura
Leer es una actividad ciertamente antinatural que nos cambia el cerebro de diversas formas.
Leer sobre un tema objeto de glosa en un artículo del periódico o de un blog o en un libro puede ser muy diferente, porque en el libro hay mayor profundidad y se exige mayor inversión de tiempo y concentración. Hay temas que requieren de un gran número de páginas para se presentados y analizados convenientemente si no queremos detenernos en la superficie o en una mala interpretación.
Además, no es lo mismo leer un texto plano que uno digital jalonado de hipervínculos. Y leer en internet es mucho menos eficiente. Eso sucede porque internet promueve la lectura fragmentada y selectiva. Es decir: que cada vez leemos menos textos completos (y si lo hacemos, nos saltamos párrafos con más facilidad). La Red no permite la lectura sostenida, en la mayoría de los casos.
¿Cómo leer más?
Yo intento leer, como mínimo y por placer, 50 títulos al año, y aún así me quedo tan corto que busco estrategias para al menos echar un vistazo a todos los libros que puedo. Imponerme plazos de lectura, aprovechar todos los momentos muertos por mínimos que sean, etcétera. A veces, es tan sencillo como sentarse cada día veinte minutos para leer.
Lo que no parece eficaz en absoluto es tratar de incrementar la velocidad de la lectura para evitar invertir demasiado tiempo.
Como Patrick Allan ha explicado recientemente en Lifehacker, una buena forma de leer más libros es conseguir que hacerlo no suponga ninguna incomodidad extra.
Naturalmente, también es conveniente llevar con nosotros un libro y aprovechar para leerlo en tiempos muertos, en la cola del metro, mientras esperamos la comida en el restaurante, etc (aunque aquí el smartphone tenga generalmente mayor poder de atracción).
Por ejemplo, es muy útil habilitar un sitio cómodo y extraer del lugar las distracciones: sería ideal que allí no estuviera cerca la televisión ni el smartphone o la tablet o cualquier otro dispositivo. El truco reside en organizar las cosas para que la lectura no es sólo sea fácil, sino más fácil que prácticamente cualquier otra actividad de ocio sedentario.
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